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PROSTITUTAS TRANSEXUALES

Leo en alguna parte que el sector puramente femenino del lumerío patrio anda preocupado por la competencia de las nuevas sorores de origen transexual que empiezan a hacerles sombra y mermarles los beneficios.

La noticia no me sorprende ( sí, en cambio, que aparezca en un periódico que se pretende serio), ya desde los ochenta los travestis hormonados y sin operar representaban una robusta tendencia en la prostitución seduciendo, incluso, a bastantes parejas y algunas mujeres.

Por otro lado, me resulta llamativa porque yo siempre he defendido que, para comprender en profundidad una sociedad, es preciso analizar sus ejércitos y sus putas, de modo que el titular estaba destinado a seducirme, como así ha sido.

No obstante, sigo atónito y perplejo. Confieso no comprender el siglo XXI ni a su fauna (será que me hago viejo). No obstante, no logró entender que nadie se convierta en mujer para acabar siendo puta. Que alguien me lo explique…

…Y no sirve aquí el argumento ramplón de que la sociedad no les permite otro camino…en primer lugar, si alguna vez fue así ya no lo es (hasta en las oposiciones se les reservan plazas especiales a los transexuales quebrando el principio de igualdad y dando por hecho que el cambio de sexo les estruja las meninges siendo preciso apartarlos del concurso general otorgándoles un coto cerrado y privilegiado), en segundo nadie les fuerza a dar ese paso, es voluntario. Lo cual nos devuelve al principio: ¿ qué clase de mentalidad tienen los que se cambian de sexo para acabar siendo putas?…¿Cómo pueden justificar eso las psicólogas progres y feministas?…

Yo no sé qué pensar. Ilústrenme.

© Fernando Busto de la Vega.

PETARDEO FEROZ

A ver si lo he entendido bien. Un marica (perdón, homosexual) borracho tiene una bronca tabernaria con un travelo de tronío (perdón, transexual macizorro) en la fiesta posterior a los Premios Feroz en Zaragoza y eso se convierte en un mediático caso que ejemplifica el acoso sexual de los hombres hacia las mujeres en un remedo cañí del hipócrita y retorcido Me Too yanqui. Pues vale.

Durante décadas esas cosas sucedían todos los fines de semana en los callejones oscuros de los barrios chinos y bajos fondos de las ciudades. Ciertos ambientes son lo que son y no van a cambiar. La diferencia es que ahora se han normalizado y dignificado sin exigirles ningún cambio ni adaptación y se les ha permitido trasladarse a las grandes galas y egregios eventos sociales. Pero ya se sabe, aunque la mona se vista de seda…y luego está el fundamentalismo feminista, siempre a la que salta para regodearse en el victimismo totalitario le incumba o no lo sucedido. No hay más.

Solo diré una cosa: cuando se pierden la vergüenza, la dignidad y las buenas costumbres llega la decadencia. Cuando se permite que la chusma invada los palacios quizá algunos lo consideren una revolución, pero, a la larga, todo acaba en dictadura y sangre, de unos o de otros. Lo dejó aquí.

© Fernando Busto de la Vega.