
Las campañas electorales son, ante todo, impostura y algarabía, un a modo de venta de coches de segunda mano en la que los gritos y los insultos entre vendedores pugnan por distraer a los compradores de la escasa calidad de los vehículos ofertados. En otras palabras: una simple estafa llevada a cabo por trileros sin honor ni vergüenza entre los que se elige por falta de mejores oportunidades. En la práctica una situación muy similar a la del capítulo de los Simpsons en el que Kang y Kodos se presentan a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.
Así las cosas, conviene recordar la naturaleza exacta del arco electoral al que nos enfrentamos y la absoluta falta de representatividad, honorabilidad, utilidad nacional y social y eficacia real al servicio del futuro nacional de las fuerzas que se presentan a las elecciones del régimen (que no son las de la nación, puesto que ninguna fuerza política pretende representar al pueblo sino a intereses coloniales extranjeros). Repasemos.
Nuestra vida política está estructurada en partidos de férrea disciplina (se votan siglas, no personas) que, en esencia, presentan esta disposición ideológica y de acción política:
A)—NÚCLEO CONSTITUCIONALISTA: en 1948, tras la derrota del Eje y el inicio de la Guerra Fría, Estados Unidos, que dominaba Europa, y había convertido al sector occidental en una colonia, impuso un sistema político de estabilidad y sometimiento a sus designios que se basaba en la alternancia política de tres corrientes “moderadas” que, en la práctica, se limitaban a aplicar las líneas generales de las políticas que marcaban los amos imperialistas: socialdemócratas, liberales y democristianos. Esa es la alternancia básica en toda Europa (con inclusiones posteriores como los Verdes). Esa Gran Coalición de facto es simple imposición dogmática. Trasladan a los diferentes países lo que marcan los Estados Unidos bien sea directamente, bien mediante instituciones interpuestas (con la ONU a la cabeza). En España se adoptó como alternativa política al franquismo en el llamado Contubernio de Múnich en 1962 y la integran básicamente el PP y el PSOE (si bien nacionalistas catalanes y vascos se adhirieron también a ella en aquel aquelarre de sumisión al imperialismo yanqui).
B)— DERECHA VOCINGLERA: Los medios controlados por la oligarquía, es decir el poder establecido: nos la venden como “extrema derecha” y la “izquierda” domesticada trata de que los veamos como fascistas cuando no son sino ultraliberales con prejuicios racistas, clasistas y religiosos. En conjunto vienen a imponer en España el ideario trumpista surgido de la realidad social y política estadounidense que poco tiene que ver con la española. Ideología que se mueve y medra con dinero y directrices yanquis, especialmente al servicio de los anglosajones protestantes radicalizados por su pérdida de poder e influencia en relación con otras etnias en los Estados Unidos. Hablamos de VOX, que vocifera y hace aspavientos envolviéndose en la enseña nacional, pero sirve a los bárbaros rubicundos y antiespañoles de Washington y son, por lo tanto, notorios traidores a España.
C)—ULTRAIZQUIERDA SIN CONCIENCIA DE CLASE: Entre estos hay comunistas camuflados que todavía no han aceptado el fracaso estructural e histórico de su ideología, agentes de dictaduras tercermundistas (Venezuela, Cuba, Marruecos, Irán, China…) y flipados de todo pelaje, pero, sobre todo, son portavoces de la ideología woke surgida en las elitistas universidades privadas estadounidenses que se tienen por “izquierdistas” y en absoluto están relacionadas con la realidad social, cultural, histórica o política de España dedicándose a olvidar y sepultar la lucha de clases y la defensa de los intereses comunes del pueblo para defender los de minorías residuales enmascarando así su nula intención social y socialista. Ya sabemos: PODEMOS, SUMAR, MÁS PAÍS, etc.
D)—SEPARATISTAS DE TODA LAYA: Estos son los caciques de siempre que, en el centro se encuadran en PSOE, PP y otros partidos regionalistas, pero en la periferia encubren su condición con el nacionalismo antiespañol y en el supremacismo racista (véase catalanistas y vasquistas), pero no por ello dejan de ser caciques y hacer políticas caciquiles. Se les tolera en el régimen de 1978,y hasta se les da alas, por intereses imperialistas de los Estados Unidos que, de este modo, debilitan a España y la ponen al borde de la ruptura impidiéndole fortalecerse y alcanzar su lugar en el mundo que, desde luego, no está bajo la bota yanqui. Además, algunos de ellos, siempre vendidos al mejor postor, aceptan convertirse en títeres de Rusia y China, por ejemplo los independentistas catalanes y, en su momento, también el conglomerado que ahora va de guay y moderno con las siglas de BILDU y no solo son herederos del terrorismo y del supremacismo nazi del nacionalismo vasco, sino de las maniobras de la URRS contra España a través de la demagogia anticolonialista cuando luchaba por arrebatarnos el Sáhara y las Canarias.
En resumen esa es la estructura partidista de nuestro país, nuestros Kang y Kodos particulares. Ninguno de ellos nos conduce al futuro, sino a la debacle y la disolución, ninguno representa realmente al ciudadano sino que son franquicias al servicio del colonialismo extranjero que pugna por convertirnos en un Estado fallido adscrito al Tercer Mundo, sea desde Washington, desde Moscú, desde Pekín o Caracas-La Habana. Votar es mantener el statu quo que nos conduce a la destrucción. Es preciso derribar el régimen para conquistar un futuro esperanzador y la libertad. Hoy mejor que mañana.
Desgraciadamente, estáis domesticados y marcháis como ovejas dóciles e ignorantes hacia el matadero.
En fin: dale que va, allá en el horno nos iremos a encontrar.
© Fernando Busto de la Vega.