Hace unos pocos días un turista irlandés fue brutalmente violado en Valencia por un par de inmigrantes magrebíes. ¿Alguien ha oído la condena de las feministas o de algún representante de ese colectivo caracterizado por una sopa de letras que antes resumíamos con el modismo “mariconas varias” y que ahora andan celebrando su orgullo, y quién sabe si expandiendo la viruela del mono, por ahí?
Claro que no. Cuando la víctima es un hombre blanco y europeo no les importa. Puede incluso que muchas y muches se alegren. Eso nos explica a las claras el nivel moral de tales grupos y nos ilustra bien sobre lo que llaman igualdad y derechos humanos.
Por cierto: la prensa, al servicio de la propaganda del régimen que debemos soportar, tampoco ha prorrumpido en alharacas ni movido escándalo (del mismo modo que guarda sepulcral silencio sobre el carácter de transmisión sexual de la citada viruela y su vinculación con determinados colectivos privilegiados). Tomemos nota del detalle para comprender mejor el mundo en que nos están haciendo vivir e ir preparando el cambio radical que necesitamos.
Obsérvese como la inicial central “G” es la alusión a dios en ingles “God”. La masonería no rinde culto a Dios en el único idioma sagrado que perdura, el español, sino en jerigonza bárbara. Sus valores son contrarios a los de la civilización heredada y transmitida por España.
La Masonería es una sociedad secreta diseñada contra la civilización para imponer la ideología y los intereses de los bárbaros del norte, especialmente los anglosajones.
Sin excepción, los grandes “libertadores” americanos, que en su mayoría también fueron genocidas y se distinguieron por sus crímenes de guerra contra los españoles y las comunidades indígenas que los apoyaban, fueron masones y trabajaron a sueldo de Inglaterra para destruir la España transoceánica y dividirla en numerosas repúblicas fácilmente controlables por Inglaterra primero y por Estados Unidos después. Podemos, por lo tanto, tacharlos a todos de traidores a España y al pueblo porque destruyeron un país grande y rico para convertirlo en una serie de colonias solo nominalmente independientes y pobres controladas por los anglosajones.
Por cierto, conviene recordar que todos los territorios de América tuvieron representantes en las cortes de Cádiz y sus diputados participaron en la elaboración de la Constitución de 1812. Es decir: ninguno de los “Libertadores” se levantaron contra un imperio que los oprimía sino contra su propia nación en cuyas cortes y legislación habían participado en pie de igualdad.
Pues bien: para justificar sus actos injustificables al servicio de los intereses imperialistas anglosajones y en el seno de logias masónicas, aquellos traidores genocidas y corruptos debían inventarse una retórica que encubriese sus crímenes.
Parte de esa retórica consistía en negar el papel civilizador e integrador de España.
En Nueva España, y esta es una hábil manipulación que todavía persiste incluso en el nombre de la república, para negar la labor integradora y civilizadora de España, los masones escogieron con plena intención el nombre del nuevo estado: México…seleccionando a los salvajes y crueles aztecas que tiranizaban al resto de los pueblos novohispanos sometiéndolos entre otras cosas a frecuentes sacrificios humanos.
Hay que recordar que todos los pueblos de Nueva España, con los tlaxcaltecas a la cabeza, ayudaron a España contra los aztecas y que el triunfo español significó la libertad y el fin de los sacrificios humanos para los pueblos novohispanos hasta entonces sometidos al salvajismo mexica. Y no solo eso: los tlaxcaltecas y otros pueblos se unieron a los españoles en pie de igualdad luchando en Peru y las Filipinas. Ese era el modelo real de Nueva España: la colaboración e integración de los pueblos nativos con los españoles manteniendo a raya la piratería anglosajona y el salvajismo de imperios como el azteca, basado en el canibalismo y los sacrificios humanos.
El verdadero nombre nativo de Nueva España debería haber sido Tlaxcala, pero los masones al servicio de Inglaterra querían borrar la realidad de la presencia española y prefirieron escoger México, el sangriento imperio de los sacrificios humanos masivos que unió a todos los pueblos novohispanos a Hernán Cortés para establecer la libertad y la paz.
Mexicanos: conviene que volváis a mirar vuestra historia y la limpiéis de las mentiras de los masones. Me gustará ver el nacimiento de la República de Tlaxcala y el fin de la República de México.
Volveremos a ser grandes (cuando nos libremos del imperialismos anglosajón que nos divide y fragmenta)
Un amigo me decía hace poco que no escuchaba chicharras en parajes donde hasta el año pasado eran habituales en verano. Yo mismo me he percatado de que tampoco se escuchan grillos en las madrugadas estivales.
Las abejas y los gorriones están desapareciendo. ¿Alguien piensa en serio que podremos sobrevivir a este apocalipsis silencioso? ¿Qué van a hacer las grandes instituciones mundiales y nuestros políticos para revertir tan grave situación? Sabemos que nada util. Estamos muertos.
Aunque todavía podríamos cambiar….es preciso dejar de creer en los dogmas impuestos y establecer otros nuevos que nos salven.
Esa es la única y verdadera revolución que necesitamos.
En los últimos tiempos ha surgido un nuevo mantra del “Estado de Bienestar” que nos gobierna considerándose con derecho a decidir por nosotros y a imponernos la intervención en nuestra vida diaria y personal de “expertos” destinados a diseñar nuestro comportamiento y pensamiento de acuerdo con el dogma que pretenden imponer.
Vivimos un avanzado proceso de totalitarismo “tecnocrático” que poco a poco y por diversas vías, todas ellas amparadas por unos Estados que no defienden precisamente los intereses del pueblo y en los que los parlamentos solo juegan un papel teatral para escenificar una supuesta democracia inexistente y vulnerada por los poderes que se esconden detrás del conveniente escenario.
Ahora, los medios de comunicación y políticos y funcionarios muy preocupados por la población están empezando a lanzar la idea de que, especialmente los jóvenes, tienen gran cantidad de problemas mentales y que es preciso proporcionarles ayuda psicológica.
Están tratando de convertir en enfermedad el descontento causado por políticas destinadas a empoderar y enriquecer más a los poderosos y ricos arrebatando las oportunidades a los jóvenes. En todos los regímenes totalitarios, la disidencia ha sido perseguida bajo el estigma de la enfermedad mental, se trata de un hecho histórico.
Es preciso recordar a este respecto que la “normalidad psicológica” no es un concepto neutral y aséptico sino un dogma impuesto desde el poder.
Que el Estado y los poderes económicos empiecen a dudar de la salud mental de los jóvenes y a pretender ponerlos de un modo u otro bajo tutela de funcionarios de un oculto Ministerio de la Verdad con el nombre de terapeutas y psicólogos no augura nada bueno.
Lo que viene va ser peor que el nazismo o el estalinismo….es preciso comenzar a prepararse. La sublevación será necesaria. Volvámonos locos.
¿De verdad alguien cree que se puede pensar y mantener la actividad intelectual con la terrible ola de calor que nos lamina desde hace días?…Personalmente, vivo en el sopor y la abulia, descubriendo un estado vegetativo en muchos puntos concomitante con la hibernación que probablemente los acontecimientos climáticos acabarán dictaminando como propio de la especie humana.
En estas condiciones solo doy de sí para recordar la película Cuarenta Grados a la Sombra de Mariano Ozores, autor también de la letra de la canción que ilustra esta entrada innecesaria, y a Claudine Coppin y Los Exóticos, que la interpretaban en 1967.
Entonces los 40 grados a la sombra eran el tiempo del amor, ahora puede que también, pero en algunos lugares no bajamos de los 45 a la sombra y de los 36 durante la noche. En esas condiciones dudo mucho que la función erótico-reproductora esté activa. Ni en la especie humana ni en otras, lo cual, sin duda, tendrá sus consecuencias.
En nuestra adolescencia y juventud las noches de verano eran el territorio propio del amor y el sexo, ahora, por lo visto, el calor cambia los hábitos sociales y de la especie. No deja de ser un dato curioso del cual extraeré seguramente interesantes consecuencias en otoño, cuando las temperaturas me permitan salir del sopor. Ahora, mi licuado cerebro solo puede aportar estas líneas inconexas y lastimeras.
Por cierto, otra canción sobre los 40 grados: Los Iracundos, banda uruguaya: