
Como la propia izquierda de este país tiende a jugar a la defensa del calamar, esparciendo tinta para ocultar las evidencias y aprovecharse de la ignorancia general para imponer sus puntos de vista, siempre contrarios a los intereses nacionales, a España, conviene poner los puntos sobre las íes de vez en cuando.
Llega la noticia de que el traidor Brahim Ghali ha sido reelegido en la dirección del Frente Polisario. ¿A alguien le extraña? El Frente Polisario funciona a la búlgara y no se verá, salvo mediante golpe armado o institucional, un cambio en la cúpula.
Dicho esto, conviene recordar quién es el tal Brahim Ghali para que nunca nadie vuelva a engañarnos sobre él y sus andanzas.
Lo primero que debemos recordar es que en el Sáhara Español, los nativos tenían, en pleno franquismo, su propia cámara representativa, la Yemáa, que podían presentarse a los puestos provinciales y municipales, que disponían de representación en las cortes de Madrid y que el capital y el empeño español les proporcionó luz eléctrica, agua corriente, televisión, radio y todas las ventajas del mundo moderno (incluyendo Land Rover Santana con los que sustituir los camellos para atravesar el desierto) a cambio, eso sí, de prohibir la esclavitud (que existía, afectando a toda una casta, la de los haritim) y nivelar las diferencias raciales entre los amos árabes, los vasallos bereberes y los ya citados esclavos haritim.
Precisamente esa abolición de la esclavitud ¡en pleno siglo XX! que supuso la presencia de España en el Sáhara, la intolerancia religiosa de los musulmanes y el dinero llegado a los notables saharauis desde Argelia y Libia condujo a movimientos “independentistas” que, como ya explicamos en otro lugar, no eran sino un intento del imperialismo soviético para conseguir un pasillo entre el Mediterráneo y el Atlántico que evitase el paso de sus barcos por el estrecho de Gibraltar.
Brahim Ghali, integrado en el Ejército Español, en las Tropas Nómadas del Sáhara que se fundaron como unidades de camellos en los años 30 y en los 60 pasaron a estar motorizadas, y comprometido, por lo tanto, con el progreso y la modernización, así como con la representación en El Aaiún (recordemos la Yemáa) y Madrid de los indígenas saharauis, fue sensible al dinero que distribuyó Gadafi desde Libia y al servicio de la URSS, y se convirtió en un líder guerrillero. De hecho, el primero en atacar a sus propios compañeros del Ejército Español (en posiciones defendidas por saharauis leales a España pertenecientes a las mismas Tropas Nómadas a las que él había pertenecido, en medio del desierto).

En otras palabras: un traidor a España, como lo son cuantos integraron e integran o apoyan de alguna manera al Frente Polisario, que se encontró con la invasión marroquí solo cuando consiguieron la retirada de España y llevan décadas quejándose de la supuesta traición española a sus designios.
Yo sigo exigiendo el fusilamiento de Brahim Ghali y de cuantos le apoyan y defienden como traidores a España y considero que es bueno recordar a quienes ahora escuchan las proclamas de unos y otros sin la información adecuada (la prensa no informa, hace propaganda) esa condición de traidor a España y al pueblo saharaui.
Pero cuidado: decir lo anterior no implica que olvide la traición a España de Juan Carlos I en este asunto y el modo en que se vendió, literalmente, recordemos el negocio con el petróleo en los años setenta y su vinculación con los jeques que se hicieron fuertes en la especulación urbanística en Marbella en esa década y la siguiente, sin hablar de algunos traficantes de armas, a los intereses de Arabia Saudi y los emiratos del golfo pérsico, donde no en vano ha acabado exiliado. Pero eso lo dejaremos para otra ocasión.
© Fernando Busto de la Vega.