
Todos estamos asustados, es inevitable. Aunque no viviéramos en momentos como estos, en los que parece próxima nuestra extinción como especie, algún tipo de fin del mundo, la vida asusta. Me gustaría predicar la confianza, decir, como los grandes profetas de todas las escuelas espirituales: confiad, porque sois amados. Pero estas palabras no sirven para nada sino se viven. Son una enseñanza vacía y engañosa para la mayor parte de los seres humanos. Tarde o temprano llegareis a ese convencimiento, pero sé que no será ahora…ni próximamente.
También sé que la mayoría de vosotros, como yo mismo, buscáis el modo de ser útiles, de cambiar algo en este maremágnum que nos arrastra, de encontrar una esperanza, aunque la vida os destroza, las responsabilidades os abruman, el temor os atenaza…
A este respecto quiero proponeos una disciplina que me impuse hace años y que considero utilísima y una herramienta infalible para cambiar el mundo a vuestro alrededor y, sobre todo, para cambiar vuestro propio interior hacia una posición de mayor serenidad, felicidad y positividad que os hará infinitamente más fuertes y más sabios.
Es sencillo, son apenas tres actos a ejecutar: sonreíd, apreciad la belleza, haced lo mejor que esté en vuestras manos.
Aprenderéis pronto que para sonreír, es preciso que los demás sonrían también, y eso será una gran lección que producirá un enorme cambio a vuestro alrededor. Cuando comprendáis que hasta en los peores días, en los peores momentos y lugares existe un atisbo de belleza, eso también os cambiará para siempre, y para mejor. No excluyáis a las personas de esa apreciación de la belleza (apreciad y resaltad las virtudes de los demás y no enfaticéis sus defectos). Finalmente: en cada situación haced aquello que consideréis más elevado moral y espiritualmente. No son necesarios grandes gestos, ni grandes gestas, por el contrario, dentro de “lo mejor” se encuentra la humildad.
Probad, siquiera unas semanas: dos, tres…,y observaréis los cambios a vuestro alrededor.
Estamos al borde del abismo, pero podemos evitarlo con una sonrisa. No esperéis a que otros os salven, erigíos vosotros mismos en salvadores.

© Fernando Busto de la Vega.
“…dentro de «lo mejor» se encuentra la humildad…”
¡Grande Don Fernando…! 👌
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