El puritanismo de origen protestante anglosajón y su enorme hipocresía ha conseguido un nuevo triunfo en esta España decadente que tan tristemente se rinde a la mentalidad de nuestros enemigos (y no deja de ser curioso que aquellos que se definen progresistas y de izquierdas sean los más empeñados en difundir ese puritanismo y sus consecuencias). Los espectáculos cómicos taurinos en los que participen enanos, y concretamente el famoso “Bombero Torero” han sido prohibidos.
Quienes han impulsado esta medida están orgullosos de sí mismos, convencidos de haber salvado al mundo evitando la exhibición de pobres discapacitados en espectáculos públicos de carácter cómico. Digo yo que los profesionales de gran cualificación y experiencia a los que han mandado al paro por su ñoñería, su hipocresía y su totalitarismo buenista, no estarán tan contentos. Un puñado de personas que se ganaba dignamente la vida y que no dependía para nada del Estado ni del Gobierno han quedado en el paro, en la puta calle, y supeditados a las ayudas gubernamentales, convertidos en mendigos controlados por el Estado por el empeño de cuatro marujas progres por imponer sus criterios absolutistas y radicales sobre la realidad y los usos habituales…¿podemos considerar eso un avance? ¿Es un avance social que tengas un trabajo con el que te ganas la vida y que requiere especialización y cualificación extremas y te impidan realizarlo por decreto ministerial convirtiéndote en dependiente de una administración que sabes, todos lo sabemos, no va a sacarte del pozo en el que te arroja para que unas cuantas y cuantes se sientan realizadas en su quimérica salvación del mundo?…
Ahora bien, yo me pregunto: ¿Quienes serán los próximos?
¿Prohibirán a los enanos aparecer en películas o series de televisión?¿Les prohibirán dedicarse al porno?
Toda sociedad dirigida por beatas de parroquia, aunque militen en partidos y asociaciones que se digan progresistas, va de cabeza a la decadencia, la dictadura y la distopía. Y ese es nuestro caso.
Quiero cerrar el artículo con esta noticia: MUJER SE QUEDA EMBARAZADA DE STRIPER ENANO EN SU DESPEDIDA DE SOLTERA. ¿Consideramos a este señor un ser explotado sexualmente por el mero hecho de su enfermedad? ¿O es un pillo con mala suerte? Expresado en otras palabras: ¿debemos considerar a las personas aquejadas de acondroplasia discapacitadas mentales que deben ser tuteladas o empezamos a respetarlas como a seres adultos y libres con plenitud de capacidades mentales para elegir su propia vida? Yo siempre voy a estar por el respeto y la libertad en todos los casos.
El 30 de diciembre de 2021 se publicó en el BOE el Real Decreto-Ley 32/2021 consagrando la reforma laboral del actual Gobierno tendente a imponer el contrato indefinido como único eliminando el texto del artículo 15.1 del Estatuto de los Trabajadores que decía: ” El contrato de trabajo podrá concertarse por tiempo indefinido o por duración determinada” y sustituyéndolo por este otro: “El contrato de trabajo se presume concertado por tiempo indefinido”.
Sin duda una buena medida a favor de los trabajadores…que, según me cuentan, los empresarios, ayunos del patriotismo social que se les debería exigir (especialmente a los que tienen la desvergüenza de ir por ahí exhibiendo banderitas rojigualdas como si fueran españoles de pro) y de la más elemental decencia y convirtiéndose de este modo en despreciables delincuentes tolerados, traidores al pueblo sin el debido castigo por causa del ilegítimo régimen liberal-capitalista de 1978 que debemos derribar a la máxima brevedad, han encontrado la trampa…y empezado a utilizarla.
¿En que consiste esta trampa? Sencillo: en aprovechar el periodo de prueba para encubrir en realidad un contrato de corta duración (días, semanas…nunca más de un mes). La precariedad del trabajador no solo sigue siendo la misma, si no que se acentúa porque para librarse de él el empresario de turno le carga la afrenta de no haber superado dicho periodo de prueba.
Resulta que a la crisis de camareros (causada por la poca vergüenza de los empresarios hosteleros que someten a su personal a largas jornadas laborales no remuneradas, a bajos sueldos que no permiten vivir con dignidad y a una temporalidad criminal) se le suma en la hostelería la crisis del hielo.
Pasa que los establecimientos no tienen hielo por causa de los problemas derivados de sus proveedores.
Desgraciadamente, uno tiene ya sus años y ha tenido que trabajar para ganarse la vida. Durante un cortísimo periodo fui el peor camarero de la historia y durante otro más largo gané algo de dinero con la organización de fiestas y eventos y nunca me faltó el hielo por un motivo sencillísimo: carecía de proveedores. En esa época existían máquinas que lo fabricaban y que no faltaban en ningún local que se respetase ni en ninguna nave de empresa dedicada a la organización de eventos que supiera cómo hacer las cosas. Cierto: adquirirlas representaba una inversión inicial y un cierto gasto de mantenimiento que debía unirse al consumo de energía inherente a su funcionamiento, pero merecía la pena.
¿Por qué ahora falta hielo en los bares y las discotecas? ¿Ya no existen dichas máquinas?…No, el problema es uno muy frecuente (y extrapolable al resto de la economía) en nuestro país: un modelo ineficiente de negocio contagiado de la ideología neoliberal de la externalización. Cuando externalizas en equipos básicos y en provisión de productos indispensables sucede esto: quedas a merced de las fluctuaciones de los mercados en los que se desenvuelven tus proveedores y de circunstancias incontrolables.
Sucede en los bares y, como hemos dicho, sucede a todos los niveles de la economía mundial. La ideología neoliberal está profundamente equivocada en todos sus puntos, es una estupidez absoluta que hemos aceptado a causa de su origen yanqui y el seguidismo estúpido de nuestros sectores empresariales. Y ahora pagamos las consecuencias.
Ocurre lo mismo con la explotación de la mano de obra que se pretende poco cualificada (cuando desde un buen camarero a una buena limpiadora pasando por un buen albañil o mecánico, son empleos que exigen una especialización, una experiencia y una cualificación que es preciso pagar y marca la diferencia, aunque no se aprenda en carísimas universidades privadas o escuelas de negocios destinadas a adoctrinar y ofrecer títulos a los niñatos de las clases altas que no han trabajado ni van a trabajar de verdad en toda su vida): si no la pagas y la respetas al final expulsas el talento de tu sector.
Hay que repensarse, empresarios cortoplacistas, peseteros y pancistas: dejar la avaricia y pasarse a la eficiencia, al respeto y al patriotismo social. Os irá mejor.
Por cierto: me dice un amigo propietario de un bar (y que no ve con buenos ojos esta entrada) que, de todos modos, él tiene que pagar por el hielo picado para la coctelería… Y ese es el problema: que torean sin saber, se meten sin conocer los cimientos más elementales del oficio. De toda la vida los buenos barmans (no los que hacen malabares con las botellas, sino los que tenían los huevos pelados de recorrer cruceros y hoteles de lujo) sabían elaborar el hielo frappé, que es el mejor para cualquier preparación de coctelería digan lo que digan los zangolotinos de la modernidad.
Es sencillo: se envuelven los cubitos en un trapo limpio y se golpean contra la pared o se machacan con un martillo hasta convertirlos en una masa granulada dejando al cliente sorprendido y absorto con el procedimiento. Claro que en nuestros días no faltarán las pisaverdes concienciadas que consideren dicho proceso violento y machista. Es lo que hay…
De verdad: estoy convencido de que los actuales profesionales, a fuerza de modernos y de listos, padecen un profundo déficit de conocimientos sobre sus propios oficios y negocios. Un profundo desconocimiento que se extiende a todo el pasado, lo que convierte a muchos elementos de las actuales generaciones en boga (desde la X a la Z) en auténticos ignorantes, incompetentes y fracasados en potencia. Y así nos va.
Esas generaciones, compuestas en su mayor parte por individuos muy pagados de sí mismos, pero con muy poca experiencia real y muy poco respeto al pasado del que deberían haber aprendido, a la par que conducidos cual rebaños por gurús de la economía que solo son vendedores de humo (aunque hayan conseguido hacerse ultramillonarios) están fracasando hoy, en tiempo real, es un hecho…y van a arrastrarnos a todos en su fracaso colectivo. Lo decía en una entrada anterior: mis queridos fracasados, es momento de cambiar, de aprender…de convertiros en adultos.
¡Vaya, algunos con cincuenta, con cuarenta, con treinta años están llamados a madurar por causa misma de la realidad!… ¡Qué drama!
Es ya sabido: falta personal, no hay obreros lo suficientemente inocentes y necesitados para seguir aguantando las jornadas infinitas en régimen de semiesclavitud y los sueldos de miseria así como los contratos de irrisoria duración que los patronos explotadores que pueblan nuestro tejido económico consideran “lo natural”.
La solución, y mira que tiene bemoles el asunto, ya la dio Biden, el presidente de los Estados Unidos: paguen más. Y, añado: mejoren las condiciones sociales y laborales del trabajador.
Pero no, nuestro izquierdista y progresista Gobierno ya ha encontrado la solución ideal al problema, que es la de siempre: importar emigrantes que ejerzan de esquiroles quebrando las rodillas de los trabajadores patrios (y extranjeros ya aclimatados). En otras palabras: la respuesta del Gobierno “izquierdista” a la explotación laboral del trabajador español (y extranjero asimilado) consiste no en estimular la responsabilidad social y patriótica del elemento explotador sino en favorecerlo introduciendo en el mercado laboral lumpemproletariado, inmigrantes desesperados que acepten las jornadas interminables, los sueldos ridículos y los contratos, incluso esclusivamente verbales, de mierda.
Eso es lo que da de sí la democracia liberal y lo que cabe esperar de los partidos parlamentarios por mucho que se reclamen de izquierdas.
¿No basta esto para hacer una revolución? Es evidente que no. Tenéis alma de lacayos y así os va.
A este respecto, y como prueba de que nada ha cambiado, ni va a cambiar, quiero reproducir a continuación una entrada que publiqué el 13 de febrero de 2013 en mi blog Disidente Por Accidente.
Al surrealismo le pusieron nombre (como casi siempre) los franceses, pero no cabe duda de que constituye la más íntima naturaleza del ser hispano. Y, desde luego, no pasa día sin que esa naturaleza se manifieste convirtiendo en caricaturas sardónicas todos los desesperanzados textos picarescos de nuestra historia literaria.
Hoy, miércoles de ceniza para quienes siguen el calendario litúrgico cristiano, resacón de carnaval para los juerguistas y víspera de San Valentín para las románticas, hemos podido asistir a una de esas manifestaciones surrealistas del casticismo costumbrista hispánico.
A saber: el conciliábulo de la patronal. De la CEOE.
Resulta que en la guerra civil del PP uno de los amiguitos de la Aguirre, Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE, ha visto como le llegaban a la línea de flotación unos torpedos de procedencia desconocida (quien sabe si lanzados desde Toledo o Génova): la denuncia pública de que pagaba sobresueldos en negro a sus empleados.
Naturalmente, la hipocresía exigía tratar el asunto, montar un bonito paripé de decencia y preocupación. Organizar una camarilla de crisis para fingir probidad e higiene moral. En resumen: formar junta para analizar las acusaciones y pedir, fuera de la sala y en voz muy bajita, la dimisión del jerifalte acusado.
Y se ha hecho. En España, ya lo sabemos, lo de darse sonoros golpes de pecho y entonar farisaicos “pésame-señor” sin absolutamente ningún propósito de enmienda es casi un deporte nacional.
Y, como también estaba previsto, no ha sucedido nada. Ni el tal Arturo Fernández ha dimitido ni ha habido rechinar de dientes ni ruido de metafóricos sables. Se han limitado a cumplir el expediente y a fondear en apostadero cubierto para ver si pasa la marejada y todo puede seguir igual. Si el temporal arrecia ya sabemos que dejarán hundirse el barco dañado para salvar la flota. Es el habitual modus operandi.
Pero, más allá de la liturgia del revoloteo en torno al nido, imagino tanto la sonrisa cínica de las aves que lo efectúan (muchos buitres, no pocas gaviotas) cuanto la perplejidad que habrá presidido todas sus devociones públicas.
¿Castigar a Don Arturo? ¿Y a fin de cuentas, por qué?
¿Qué ha hecho el vicepresidente de la CEOE que no venga marcado en el más profundo ADN de los patronos a los que vicepreside? Analicemos sus actos. A saber:
1.- Explotar a sus trabajadores pagándoles miserias para obligarles a desbordar el horario laboral si quieren llegar a conseguir un sueldo que cubra mínimamente sus necesidades de subsistencia, aumentando de este modo sus plusvalías a costa de actos que pueden conceptuarse como traición al pueblo y terrorismo social. Y, puesto que son hechos que comprometen gravemente la recuperación económica de la nación, deben considerarse también actos de traición a España.
2.- Estafar a sus clientes. No disponemos de datos para analizar sus márgenes de beneficio ni la calidad de sus productos y servicios, pero sí sabemos que gran parte de su imperio procede del trato de favor recibido por sus contactos políticos lo que de facto impide la libre competencia y constituye en sí mismo una estafa tendiendo a la prevaricación, el cohecho y las prácticas monopolísticas.
3.- Engañar a Hacienda comprometiendo por un lado las bases de cotización de sus trabajadores, condenándolos a bajas pensiones en el futuro y a subsidios de desempleo miserables en el presente, y, por otro, detrayendo dinero público, lo que en la práctica supone robar al conjunto del pueblo y por lo tanto se inscribe en el ámbito de la traición a España.
Esas son las culpas del señor Fernández. Y de ahí proviene la perplejidad de los empresarios. ¿Qué ha hecho don Arturo que no sea el abc, el día a día, la ideología misma de sus colegas empresarios?
El problema para España no son las acusaciones que se le hagan a este individuo sino la patronal en sí. Un estamento inmoral, indigno, despreciable, cuya ideología y métodos son incompatibles con la democracia, la decencia, la paz social y el progreso económico. Y no existe modo de frenar esa nociva dinámica ideológica sin alterar definitivamente las relaciones de poder y la estructura económica y social de España.
¡Sublevaos! »
Pues eso, de aquellos polvos, estos lodos. Y seguimos sin sublevarnos. Qué se le va a hacer.