
- 1-LOS BENEFICIADOS
- 2-LA OTRA CARA DE LA MONEDA
- 3-LAS CONSECUENCIAS
1.-LOS BENEFICIADOS
Lluvia, sol y guerra en Sebastopol. Este efímero refrán describía , con cierto optimismo, a mediados del siglo XIX los condicionantes estratégicos que definían una época de bonanza para el agro castellano. Estaba en curso la Guerra de Crimea, circunstancia que bloqueaba las exportaciones de trigo de Ucrania y abría grandes oportunidades de negocio para los productores españoles, que afianzaron su posición económica y política en aquellos años.
2.-LA OTRA CARA DE LA MONEDA
Desgraciadamente, no todo resulta tan sencillo en la Historia y en la Política. Dentro de España hubo descontentos con la euforia de los productores de grano del interior quienes impusieron políticas librecambistas en Madrid para favorecer sus ventas en el extranjero. No se trataba de políticas descabelladas o basadas en el privilegio. Por el contrario, resultaban muy beneficiosas para la balanza de pagos nacional, necesitada, además, de rápidas y abundantes entradas de efectivo después del desastre económico ocasionado por las guerras que se venían padeciendo desde comienzos del siglo y de la pérdida de gran parte de las provincias españolas de ultramar.
Ahora bien, las oligarquías periféricas, los fabricantes textiles catalanes y los productores metalúrgicos vascos, se veían perjudicados. Sus producciones no podían competir ni en precio ni en calidad, ni siquiera en cantidad, con las inglesas y una política librecambista les damnificaba, razón por la cual pugnaban por el proteccionismo. Era una pugna perdida, el conjunto de España se beneficiaba en ese momento de las políticas librecambistas y la imposición del proteccionismo hubiera supuesto un suicidio económico. Por ese motivo, las oligarquías periféricas sufrieron reiteradas derrotas en las Cortes y apenas contaron con algún gobierno que les escuchara, lo que dio inicio a las consabidas críticas contra el “centralismo”.
3.- LAS CONSECUENCIAS
De esos egoísmos perjudicados por el bien común y las consiguientes críticas al “centralismo” madrileño se alimentaron fantasías regionalistas que derivaron artificialmente (y a causa de la debilidad de los regímenes liberales y la condición social y no nacional de las dictaduras, incluida la de Franco, más preocupada por proteger a los oligarcas frente al pueblo, aunque se tratase de individuos vinculados a los artificiales nacionalismos periféricos, que de asentar España como nación integrada) en los nacionalismos y hasta independentismos que contemplamos hoy en algunas de nuestras provincias peninsulares. Fue así, y por la vía bastarda de la codicia de algunos industriales inmorales más dispuestos a proteger sus bolsillos que a participar en el auge de España mejorando a base de sacrificio patrio e inversiones su competitividad frente a Inglaterra, como una guerra en Ucrania marcó la historia de España a mediados del siglo XIX y sigue afectándonos hoy en día. Me parece adecuado hacer esta reflexión historicista en momentos como los actuales. Nada más.
© Fernando Busto de la Vega