Tag Archives: civilización

TODO LO QUE LE DEBEMOS A ZIRYAB

Claro, no sabéis quién era ese tal Ziryab (y escribir sobre él, como sucedió cuando escribí sobre Abu Nuwás, es perder visitantes y lectores) y tampoco os importa. Sin embargo, le debéis mucho y no me resigno a que siga siendo un olvidado de nuestra civilización, de nuestra cultura y de nuestra historia.

En el mundo musulmán, que todavía le recuerda con respeto, Ziryab es apreciado sobre todo por su condición de músico. De hecho, en su tiempo (el siglo IX, nació en Mosul hacia 790 y murió en Córdoba hacia el 857), fue algo así como una superestrella actual del rock o del pop, un Elvis Presley, un Michael Jackson…ese es el nivel, pero también un erudito, un innovador y un compositor destacado. Por ejemplo: añadió la quinta cuerda al laud, mejoró su plectro, inventó estilos musicales nuevos, entre ellos la nubah andalusí que sigue siendo la música clásica del Magreb y la nawba que se encuentra en el origen del flamenco español. Pero fue mucho más e influye todavía en nuestras vidas de un modo que os sorprenderá conocer.

¿Cómo acabó este maula, no es un insulto, sino una condición legal: su familia era conversa al islam con el patronazgo Abasí, en Al Ándalus? Como hemos dicho, nació en Mosul de una familia kurda o persa (es mentira como pretenden algunos que fuera un negro africano) y desde pequeño se convirtió en un afamado intérprete musical (además de sus habilidades con el laúd tenía una potente y hermosa voz) hasta el punto de que acabó oscureciendo a su también famosísimo maestro Ishaq Al-Mausili, conocido como el Ruiseñor del Kurdistán, de ahí que a Ziryab se le apodase con ese nombre, que significa mirlo, otro cantor nocturno de dulce y potente canto, quien maniobró contra él obligándolo a huir de Bagdad e instalarse en Cairuán (Túnez), sede del emirato Aglabí del que tuvo que huir al enfadar al emir Zidayat por la ironía y las críticas de algunas de sus canciones. Los entonces todavía emires Omeyas de Córdoba lo invitaron a instalarse en su capital proporcionándole, ya de entrada, un palacio donde residir y 300 monedas de oro mensuales como sueldo (calculando a vuela pluma, casi 300 000 euros actuales, pero con los precios del siglo IX). Fue así como Ziryab, de verdadero nombre Abul Hasán Alí ibn Nafi, llegó a Córdoba en 822, permaneciendo en ella hasta el fin de su vida treinta y cinco años después marcando a fuego los emiratos de Abderramán II (822-852) y Muhamad I (852- 886).

Ahora que ya tenemos una idea aproximada de quién era Ziryab, veamos de qué modo sigue influyendo en nuestras vidas.

Fue Ziryab, el Mirlo, quien, ya en Córdoba, estableció el orden de nuestras comidas con un entrante generalmente vegetal, un segundo plato de carne o pescado y un postre a base de fruta o dulces. Además, fue él quien prescribió acabar la comida con una copita de licor generoso a guisa de digestivo (sí, era musulmán, pero de origen y cultura persa, como ya vimos al tratar de Abu Nuwás, el alcohol, y especialmente el vino, estaba en su cultura y sus usos habituales, también en los de los andalusíes, el rigorismo musulmán, y no digamos ya la cerrazón wahabita, quedaban muy lejos en el siglo IX).

Precisamente, en lo que respecta al consumo de vino fue Ziryab el que introdujo la costumbre de consumirlo en copas de cristal para poder admirar su color como parte de la placentera, refinada y estética experiencia enológica. Antes se usaban vasos metálicos, de cuerno, de barro o de madera, dependiendo de la capacidad adquisitiva del bebedor.

También fue Ziryab quien introdujo la moda de vestir con colores alegres y variados en primavera, blanco en verano, ocres, verdes y pardos en otoño y oscuros en invierno.

Introdujo, además, salones de belleza donde las mujeres podían depilarse integralmente y arreglarse las uñas limándolas y lacándolas…Todavía en el siglo XVI, como nos informa La Lozana Andaluza, las prostitutas españolas en Roma, especialmente las de origen judío, se distinguían de las italianas por llevar perfectamente depilado el sexo. A partir de ahí la costumbre se perdió precisamente por motivos ideológicos y de prestigio social, una cristiana vieja no quería confundirse con una judía o una conversa y le convenía mantener la naturalidad (si caías en manos de la Inquisición con el pubis afeitado te podías dar por muerta).

A Ziryab le debemos el apreciar los espárragos y las alcachofas como alimentos de alta cocina.

Y a Ziryab le debemos también la llegada del ajedrez a España (es decir: a occidente)

Como veis, españoles de ambos lados del mar, todos nuestros usos civilizados se los debemos a Ziryab, un kurdo que trajo la civilización persa a occidente.

Como veis, provincianos germánicos del norte, adocenados en vuestro racismo luterano y calvinista, todo lo que os hace civilizados comenzó en España hace 1200 años y lo trajo un kurdo desde Persia. Deberíais meditar sobre ello.
As you can see, North Germanic provincials, plagued by your Lutheran and Calvinist racism, everything that makes you civilized began in Spain 1200 years ago and was brought by a Kurd from Persia. You should meditate on it… si mi inglés no me falla, que, siendo español, sería lo más probable.

© Fernando Busto de la Vega.

UN POCO DE HUMOR RENACENTISTA (SI HABRÁ EN ESTE BALDRÉS)

El puritanismo protestante y evangelista nos está ganando la partida con todo su cortejo de histeria y falta de humor. Esto me aburre y me enfada. Es más: se opone frontalmente a mi forma de ser ( y de pensar y escribir, que es lo fundamental) meridional y romana (y no olvidemos que la civilización es cosa de mediterráneos y levantinos, los germanos fueron siempre, y siguen siendo, bárbaros despreciables que solo encuentran redención cuando se integran y acatan el legado de Grecia y Roma).

De modo que como necesidad moral, cultural y cuasi fisiológica quiero compartir con mis lectores algo de humor salaz y gorrino (con mucha desvergüenza y libertad) del renacimiento español (tan importante o más que el italiano, aunque esta parte también suelan negárnosla los exégetas de la Historia y la Cultura, habitualmente rehenes del sesgo antiespañol emanado de la Contrarreforma y todavía persistente) evocando una festiva composición de Juan del Encina que aparece en el Cancionero de Palacio, recopilación de los “hits” que se cantaban e interpretaban en la corte de los Reyes Católicos allá por el descubrimiento de América, la conquista de Granada y los primeros años del siglo XVI.

La canción, denominémosla así para mejor comprensión, se titula Si Habrá En Este Baldrés y cuenta que tres mozas se afanaban por masturbar a un tipo afortunado que, a pesar de sus respetables dimensiones fálicas, no ofrecía materia suficiente para tantas manos de modo que una de las chicas acabó teniendo que buscarse otra pija, otro carajo para despellejarlo…romántico y triste a un tiempo.

Y, ya de paso, recomiendo estas otras joyas eróticas del medievo español y un repaso a la Lozana Andaluza.

© Fernando Busto de la Vega.

MÁS PAIDEIA, MENOS DOCENCIA

Vivimos en una sociedad decadente que cada vez nos acerca más a una larga época oscura durante la cual la Civilización será aniquilada para siempre por los flujos migratorios y la emergencia de imperios totalitarios cuyos cimientos ideológicos se oponen en todo a dicha Civilización.

Y esto sucede porque hemos perdido el rumbo y ya no sabemos transmitirles los valores adecuados y ser lo debidamente exigentes con las nuevas generaciones (y hemos perdido varias, algunas ya hasta peinan canas) lo cual no cesa de ahondar la decadencia que padecemos y nos destruirá.

Pero hay más.

Vivimos un momento en el que las enfermedades mentales de los adolescentes y jóvenes se han convertido en una plaga (entre otras razones por el impulso perverso de la sociedad liberal-progresista de implementar su totalitarismo ideológico convirtiendo a todos los ciudadanos en pacientes bajo un férreo dogma de “salud mental y social”. Uno puede sublevarse contra sus sacerdotes, contra policías, jueces y militares tiránicos, contra reyes, políticos y banqueros… ¿pero contra su médico y su terapeuta?) y no es por casualidad.

Adolescentes y jóvenes han sido abandonados a su suerte y, lo que es peor, a la rapacidad de ideologías que tratan de imponer los desvaríos de minorías desviadas sobre la totalidad de la sociedad utilizando métodos de terrorismo social y mental. Además, un hecho que muchos considerarán beneficioso ha venido a dejar abandonados a los adolescentes y los jóvenes. El fin de la disciplina es también el fin de la atención y de la seguridad. Lógicamente, un adolescente debe sublevarse contra la autoridad y encontrar su propio camino en la vida, pero la autoridad y la disciplina son una referencia constante y amigable. La disciplina confiere al adolescente la atención que necesita; la autoridad, el rumbo. La pérdida de ambos principios conduce a la deriva de adolescentes y jóvenes. Habrá, pues, que recuperarlas.

Pero, sobre todo, hemos de cambiar el paradigma formativo. Acabar con el adocenado y perjudicial concepto de la docencia liberal-progresista y recuperar el de paideia como formación integral de los jóvenes (y ya por desgracia de los adultos) en una estricta conciencia del mundo al que pertenecen y las obligaciones como ciudadanos que esto conlleva. Hay que educar para la grandeza, no para la sumisión ante oligarquías corruptas, explotadoras y enemigas de la Civilización que deben ser derrocadas y aniquiladas a la mayor brevedad.

Necesitamos una rápida y profunda revolución en Occidente, pero no del signo que suele utilizar esta palabra, sino el simple y puro retorno a encarnar lo que somos y el papel que nos ha reservado la Historia: el de autores, difusores, gestores y defensores de la Civilización.

Muchos de vosotros no estáis en condiciones de entender lo que digo…y ese es un buen síntoma de nuestra decadencia.

© Fernando Busto de la Vega.

1945…TODAVÍA (LAS LÓGICAS CONSECUENCIAS Y EL NECESARIO FUTURO)

Alejandro Magno, fundador de la civilización como ecúmene helenística.

Vivimos todavía en la era de 1945 que no terminó ni de lejos después de la caída de la Unión Soviética. De ahí la confrontación entre bloques que presenciamos y que tan a pique está de conducirnos a la extinción.

Naturalmente, las circunstancias nos obligan a elegir bando y no hacerlo podría conducirnos a acabar aniquilados o sojuzgados por el contrario. Pero también hay que ser muy conscientes del escenario en el que nos movemos y de lo que deseamos para el futuro.

En 1945 se impusieron dos mundos contrapuestos, dos bandos incompatibles que, además, y esto es lo importante, lo fundamental, son en todo contrarios a la civilización, al Recto Orden que debemos restablecer si pretendemos sobrevivir como especie, como sociedad y como individuos.

Por un lado, nos encontramos con el universo marxista-conservador y contrario a la primacía europea (que es consustancial al surgimiento, expansión y mantenimiento de la civilización surgida como unidad, como Ecúmene, con el avance de Alejandro Magno hacia Asia después de haber comprendido su destino en Siwa) que se las daba de revolucionario, pero que, en la práctica, servía de vehículo imperialista a regímenes totalitarios cuyos guías no se habían librado en absoluto de los prejuicios medievales que arrastraban las atrasadas sociedades campesinas de las que provenían y que, pasado el marxismo, allí donde cayó, en otros lugares se mantiene con idénticas premisas, solo fueron capaces, como la Rusia de Putin, de seguir manteniendo sus esquemas mentales atrasados y medievales, cristianos en suma.

Por otro lado, en occidente se impuso el mundo de los masones y los sionistas, los mismos que se sublevaron en tiempos de los Macabeos contra la civilización que representaban los Seleúcidas como herederos de la gesta de Alejandro y que todavía hoy hacen todo lo posible por socavar y enterrar la civilización para imponer su barbarie.

Zeus-Amón, que reveló su destino a Alejandro en el oasis de Siwa.

De eso debemos ser muy conscientes: hay dos bandos, ambos igualmente representantes de la barbarie y enemigos de la civilización, que amenazan con destruir el mundo. La supervivencia se encuentra en el retorno a la ecúmene, a la civilización helenística, al camino correcto, al Recto Orden. Ese es el horizonte que debemos exigir más allá de este conato (quién sabe si al cabo realidad) de tercera guerra mundial.

© Fernando Busto de la Vega.