Confieso que siempre tuve a don Francisco de Quevedo como maestro y referencia (sin desmerecer, por supuesto, a Cervantes, Lope y otros grandes hoy tan olvidados o más que estos).
Contaré aquí que el primer tomo de obras completas de un autor que compré, y no en librería sino en el rastro, una mañana de sábado primaveral, acaso con no más de quince años y llevando de la cintura a una de las muchachas que amaba entonces y me amaban, fue precisamente el de poesías de Don Francisco.
Hoy en día sigo teniéndole muy presente y hago mías, por desgracia, casi cuatrocientos años después, sus preocupaciones, que reproduzco aquí recitadas por quienes, sin duda, declaman mejor que yo.
¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?
No he de callar…
© Fernando Busto de la Vega.