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LOS DRONES IRANÍES Y LA INCOMPETENCIA YANQUI

Asistimos estos días a como Rusia está atacando Kiev y otros objetivos en Ucrania con drones iraníes. Drones baratos, relativamente pequeños y que funcionan como enjambres. Si no nos hemos molestado en estudiar la teoría militar occidental en los últimos meses, puede que esto no nos diga nada.

No obstante, como ya explicábamos en estas mismas páginas a finales de julio (y aquí) de este año, la doctrina militar yanqui estaba empezando a teorizar muy sesudamente sobre ese tipo de guerra. ¿Qué nos dice esto? Nos habla muy a las claras del retraso militar de los Estados Unidos. Un retraso que viene a sumarse a otros de tipo social (su ideología y estructura económica han quedado básicamente obsoletas y anticuadas) o tecnológico (carecen todavía de trenes de alta velocidad, por ejemplo).

Una de las grandes sorpresas de la guerra de Ucrania ha sido ver fracasar a la maquinaria militar rusa. Sobre eso nos han informado hasta la saciedad. Lo que nos ocultan es el modo en que Irán y otras potencias han superado las tácticas y la doctrina militar de los Estados Unidos (y, por lo tanto, de la OTAN) y el riesgo cierto de ver fracasar a la maquinaria militar occidental si se ve forzada a entrar en combate. Tengámoslo en cuenta de cara al futuro.

© Fernando Busto de la Vega.

CUIDADO CON LOS CORREDORES DE EVACUACIÓN, ZELENSKI.

Yo comencé este blog ilusionado con la idea de escribir sobre literatura, arte, cultura en general, etimología y, acaso, con un poco de suerte, ir promocionando mis novelas y publicaciones pasadas y futuras, por desgracia, y citando el famoso poema de José Agustín Goytisolo, la vida nos arrastra como un aullido interminable y estalló la guerra de Ucrania (quién sabe si la Tercera Guerra Mundial) desviando mis buenas intenciones hacia la actualidad y la natural inclinación hacia la acción por la justicia, la paz y el orden.

De modo que, de momento, parezco forzado a elucubrar y opinar sobre lo que sucede y puede suceder en Ucrania o a causa de la invasión rusa, asuntos que también parecen apasionar a mis lectores. A este respecto, quiero añadir hoy una nueva reflexión que no resultará vana.

Desde pequeño fui un apasionado de la Historia. Muchos desdeñan esta disciplina como inútil, pero ello se debe solo o bien a su ignorancia o bien a su afán por manipular el pasado en su propio beneficio necesitando auditorios ignorantes que crean sin crítica ni referencias válidas las mentiras propagandísticas que les cuentan para manipularlos. Pero la utilidad de la Historia como ciencia y disciplina, incluso como complemento de la cultura personal, es precisamente esa: entender el presente y poder predecir escenarios futuros gracias al conocimiento del pasado y encontrar ejemplos paralelos para situaciones actuales.

Es por ello que, basándome en el conocimiento de la Historia cercana, y si estuviera en disposición de hacerlo, le daría al presidente Zelenski el consejo que enuncio en el título de este artículo: cuidado con los corredores de evacuación rusos. Desconfía de los griegos incluso cuando te traigan regalos.

Parece evidente que tanto el presidente Zelenski como su equipo son eficientes, conocen bien su trabajo y las condiciones de la guerra y no les falta patriotismo ni valor, pero en un escenario en el que la capital, Kiev, pueda llegar a estar cercada y, por lo tanto aislada del resto de Ucrania dificultando o impidiendo por completo las labores de comandancia general de la Presidencia, resultará siempre tentador abrirse paso hacia lugares mejor comunicados, desde donde poder dirigir la defensa con mayor eficacia y ahí es donde reside el peligro y entra en juego la Historia.

Hay que recordar en este punto el asalto ruso a Grozni en 2000 y las peripecias de Shamil Basayev y sus hombres intentando huir de la ciudad cercada y desabastecida para continuar una guerra de guerrillas en las montañas. Recordemos que la inteligencia militar rusa, alegando que solo deseaban ya conquistar la ciudad al menor coste posible, les abrió un “corredor secreto de evacuación” para que la abandonaran. Este corredor estaba minado (y de hecho, Basayev perdió una pierna al pisar una mina y hubo otros 200 muertos y un número similar de mutilados en el campo minado de Aljan-kala) y conducía a una emboscada de los Spetsnaz ayudados por misiles, artillería y bombardeos aéreos. Los islamistas chechenos fueron prácticamente aniquilados.

Hasta ahora, según las informaciones llegadas hasta occidente, miembros de la inteligencia rusa han canalizado filtraciones que han permitido al presidente Zelenski librarse de varios intentos de asesinato organizados por spetsnaz, mercenarios de Wagner y chechenos kadyrovtsy. Ello no significa que sean fuentes seguras y que no cambien de orientación en un escenario futuro que fuerce la fuga de Kiev. Ni siquiera podemos descartar que la inteligencia rusa esté desarrollando una elaborada estrategia de engaño para ganarse la confianza del presidente ucraniano y su equipo y poder cazarlos más fácil y espectacularmente después. A fin de cuentas, un presidente asesinado mientras defiende su capital es un mártir y su imagen siempre se elevará incólume contra el invasor, la figura de un presidente muerto mientras huye de su capital se puede manipular fácilmente para inducir al derrotismo de los invadidos.

Desconfíe de sus fuentes rusas, amigo Zelenski, desconfíe…y no pierda de vista las implicaciones propagandísticas de una muerte en combate.

© Fernando Busto de la Vega

LA GUERRA COMIENZA AHORA

Por razones biográficas que no voy a detallar aquí (pertenecen a un periodo que espero mis futuros biógrafos denominen “años oscuros” o “años perdidos”, de los que no encontrarán demasiada información y que conforman mi más preciado capital formativo) conozco relativamente bien a los spetsnaz y a los combatientes chechenos (es cierto que no directamente a los llamados kadyrovtsy) y puedo asegurar que, si en estos momentos fuera uno de los defensores de Kiev estaría a la par aterrorizado y confiado en la victoria.

Es cierto que ambos grupos, las fuerzas especiales rusas y los mercenarios islamistas chechenos, son enemigos terribles: muy bien entrenados, con un valor a prueba de bombas (nunca mejor dicho) y absolutamente feroces y acostumbrados a usar el terror como arma de guerra. Es cierto, también, que apoyados por tanques, helicópteros, aviones y misiles su misión a la hora de conquistar ciudades se facilita grandemente. Pero también es verdad que una cosa es el avance rápido de un poderoso ejército moderno que apoyado en la supremacía aérea y los misiles hace avanzar rápidamente sus columnas de tanques y blindados por amplias carreteras y otra, muy distinta, conquistar una ciudad. Ni los israelíes pudieron tomar Beirut en 1982 ni los propios rusos Grozny en 1995.

Insisto en que yo estaría aterrado si tuviera que defender Kiev en estas circunstancias y enfrentándome a spetsnaz y kadyrovtsy, pero también esperanzado. La guerra en Ucrania, si los ucranianos lo desean, empieza ahora. Una fuerza relativamente pequeña, que pueda asegurar suministros desde el exterior (y esto será lo más difícil) y dispuesta a combatir calle por calle, casa por casa, piso por piso, a llegar al cuerpo a cuerpo (al arma blanca y las manos desnudas) es capaz de enquistar la guerra, de frenar a la maquinaria militar rusa, de llegar, incluso, a vencer. La ciudad será destruida (pero puede reconstruirse mejor y más moderna), la población que no logre huir pagará un precio altísimo, horrible, pero la independencia nacional, el verdadero e insobornable bien buscado, se alcanzaría y con visos de infinito. Cuando combates contra un tigre y le vences, es difícil que ese mismo tigre u otros quieran arriesgarse a un nuevo encuentro. El dolor, la destrucción y la sangre son a menudo el precio de la libertad. Hay que pagarlo.

Por supuesto, que spetnaz y kadyrovtsy son unidades bien entrenadas, expertas y con excelente armamento, pero no son invencibles. Del mismo modo que el pueblo de Zaragoza pudo frenar, ya en el Coso, a los polacos y franceses de Napoleón que habían penetrado en la ciudad con banderas negras y tocando a degüello, consiguiendo una hazaña que nadie había logrado antes (frenar un asalto de tropas profesionales que ya habían penetrado en una ciudad defendida solo por civiles) los ucranianos pueden llegar a vencer a las fuerzas especiales rusas y a los mercenarios islamistas chechenos. Son fieros, pero no inmortales…Y, por cierto, que los Inmortales también fueron derrotados en las Termópilas.

En cuanto a las potencias occidentales, una pequeña reflexión: mirar hacia otro lado no sirvió con Hitler; las sanciones económicas no han derribado el régimen de Cuba después de sesenta años ni lograron tumbar a Sadam Hussein ni a Gadafi. Si la antigua Roma hubiera actuado como la OTAN o la UE no solo no hubiera creado un imperio, sino que ni siquiera la recordaríamos, habría sido una aldea borrada de la Historia. Claro que Roma formaba hombres fuertes y conscientes de sus deberes y obligaciones mientras que los regímenes liberales solo forman niñatos hedonistas y débiles. Europa va a perder esta guerra (y desaparecer) por su propia decadencia moral. Hay que empezar a identificar las causas de la misma y eliminarlas a toda prisa, si queremos sobrevivir al siglo XXI, cosa que parece a todas luces casi imposible. Nosotros tenemos nuestra propia Kiev que defender y reconquistar frente a los enemigos internos. La guerra comienza, también para nosotros, ahora.

© Fernando Busto de la Vega