
Está empezando a suceder. El síndrome del talibanismo cristiano organizado como secta mafiosa que chantajea, vía aritmética plebiscitaria, concentrando un voto minoritario para que resulte decisivo pervirtiendo así la voluntad mayoritaria de la Nación, inveterada táctica de las sectas más radicales y despreciables del cristianismo, las evangélicas (esas mismas que consideran el David de Miguel Ángel o la Maja Desnuda de Goya pornografía), está empezando a tomar posiciones en nuestro país, además utilizando los mimbres más repugnantes e insultantes contra España: los hispanoamericanos que dejando de lado nuestra herencia han abrazado el legado del imperialismo anglosajón demostrando su antiespañolidad y su condición de enemigos de la obra de España en la Historia y en el Mundo y que son traidores y enemigos de la Nación y el Pueblo a pesar de que un régimen corrupto y gobiernos traidores les hayan concedido indebidamente la ciudadanía conculcando nuestro legado, violando a España y su obra, demostrando estulticia, ignorancia y falta de lealtad, demostrando que debemos derribar el régimen liberal y castigar severísimamente a sus fautores.
Repugna, en este sentido, ver a los liberal-conservadores del PP y a los ultraliberales (les llaman extrema derecha, pero ya quisieran tener algo que ver con la Falange o las JONS) de Vox cortejando a una descerebrada “pastora” de las sectas evangélicas para atraer el voto de esos despreciables latinoamericanos protestantes que han abandonado el legado español aceptando las supersticiones del imperialismo yanqui y aún así tienen la desvergüenza de solicitar y aceptar la nacionalidad española y pretender influir en la marcha de España.
Repugna, digo, pero no extraña. El liberalismo, no nos cansamos de advertirlo en estas páginas y en gran parte de nuestra obra, es el caballo de Troya de nuestros enemigos ancestrales para quebrantar y destruir España. La decadencia de España es obra de las ideas liberales que desde 1812 vienen carcomiendo nuestras estructuras y nuestra naturaleza. El liberalismo, obra de nuestros enemigos (ingleses, alemanes y demás patulea del norte protestante) es la fábrica última de la Leyenda Negra que nos atribuyen y que los liberales y masones introdujeron y siguen introduciendo dentro de nuestras fronteras.
España jamás recuperará la grandeza con un régimen liberal ni mientras las ideas y formas de hacer liberales constituyan la plantilla sobre la que construir nuestro futuro. Por eso es necesario, imprescindible, derrocar el régimen de 1978 y sustituirlo por una verdadera democracia que se base en y respete el legado cultural, moral, espiritual (que no necesariamente religioso) y nacional de nuestra Nación y dirija adecuadamente al Pueblo.
El liberalismo y los liberales deben ser exterminados sin piedad dentro de nuestras fronteras para que podamos recuperar nuestra identidad.
Ya hemos explicado aquí la diferencia entre el parlamentarismo liberal y la verdadera democracia. Hay que empezar a tener en cuenta la diferencia y a obrar en consecuencia. Y el primer paso es no comulgar con las perjudiciales ruedas de molino de esa ideología de nuestros enemigos.
La realidad política no es una construcción de mayorías, es el respeto hacia un legado, una trayectoria histórica y hacia la grandeza de nuestros antepasados. Cualquier idea política o religiosa que afecte a esa columna vertebral que une a la España de hoy con la del pasado y la del futuro es ilegítimo y debe ser ilegalizada y perseguida. España no puede admitir en el juego político a personas e ideas que vulneran nuestro legado y que están decididas a denigrarlo y pisotearlo. Eso excluye a cualquier protestante, especialmente a los evangélicos (y más si son traidores como los hispanos que han abandonado nuestro legado) y a los masones. Además, el compromiso de la Civilización que nosotros representamos es incompatible con el puritanismo y el fanatismo que representan dichas sectas evangélicas (o, dicho sea de paso, musulmanas). La democracia y la civilización son compromisos morales, no cuestión de mayorías. Dejémoslo claro.
Sé que la mayor parte de vosotros no entenderá lo que digo y que, llevados por la propaganda liberal del régimen, me circunscribiréis encogiéndoos de hombros al cómodo saco de la ultaderecha…y, haciéndolo, validaréis los esquemas que os esclavizan. Es hora de que despertéis, hay mucho que hacer y se nos acaba el tiempo.
¡DESPERTAD!

POR APOLO HACIA LA RESTAURACIÓN DE LA GRANDEZA ESPAÑOLA. (TAMPOCO ESTO LO COMPRENDERÉIS AHORA, VIVIMOS UNA ÉPOCA DE OSCURIDAD DE LA QUE DEBEMOS SALIR).
© Fernando Busto de la Vega.