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EL OPOSITOR TRANS DE TORRELODONES

ILUSTRO ESTE ARTÍCULO CON LA IMAGEN DE UNA BOMBERA SEXY PORQUE EL ESPERPENTO AL QUE HACE REFERENCIA NO PIDE MAYOR SERIEDAD Y POR PROVOCAR, ¡QUÉ CARAMBA!

La historia da para una zarzuela cómica, si el género todavía estuviera vigente, o para una película de Ozores, si todavía estuviera vivo. Para una novela, no. Demasiado ridícula, estúpida y surrealista.

Hablo del folletín ese del tipo fornido que se ha declarado mujer para disponer de una ventaja a la hora de presentarse a las oposiciones de la Policía Local de Torrelodones. Como hombre es del montón y tiene miedo de ser superado por otros, de modo que aprovecha los huecos de leyes ideológicas, pero mal pensadas, para beneficiarse.

Personalmente estoy encantado con la historia porque demuestra lo mal que el progresismo hace las cosas y la necesidad que tenemos de eliminarlo de la ecuación social y política (y, ojo, que este no es un posicionamiento anti-izquierdista: el progresismo carcome igualmente a la izquierda, al centro y a la derecha, es, simplemente, una moda estúpida e inmoral que ha demostrado sobradamente su cariz anti-democrático, su apriorismo enfermizo y su ineficacia y debe por ello ser aniquilado y arrancado de raíz).

¿Qué se ha hecho mal? ¿Qué principios de equidad y lógica natural se han vulnerado para alcanzar este nivel de esperpento? Y todo el esperpento que seguiremos viendo (como esos violadores que se declaran mujeres para ser ingresados en cárceles femeninas)…

Primero vulnerar los principios de igualdad y de eficacia profesional estableciendo pruebas físicas diferentes para hombres y para mujeres. Eso ya de por sí generaba problemas reales. Si una víctima está atrapada bajo una viga en un incendio y recibe la ayuda de un bombero que ha sido sometido a pruebas físicas más duras (es decir: un hombre) se salva y, si por el birlibirloque del supuesto igualitarismo feminista, debe salvarle un bombero que ha superado la oposición con pruebas menos exigentes (es decir: una mujer), perece. Es así.

Se introdujo el privilegio de la diferencia de pruebas por sexos (reconociendo, de paso, la inferioridad femenina) y se acentuó o pretendía acentuarse con la reserva “paritaria” de plazas destinadas forzosamente para mujeres, aunque su eficacia laboral fuera reconocidamente menor sometiendo al ciudadano a riesgos innecesarios por llevar a término una ideología ineficaz, peligrosa y caprichosa.

Después, siguiendo la aplicación del fanatismo ideológico contra toda lógica y razón, se añadió la fluidez de género (que es una simple paja mental sin relación con la evidente persistencia del sexo) y hasta se crearon otras plazas privilegiadas para transexuales…pero lo hicieron tan mal que ni siquiera fueron capaces de prever (las feministas no son precisamente mentes privilegiadas, ni siquiera mediocres…muchas, lo han demostrado desde sus sillones ministeriales e institucionales, tienen la inteligencia justa, pero justa, para no babear en público) que por ese medio vulneraban los mismos guetos privilegiados que habían creado hace unas pocas décadas.

En suma: basta ya de políticas progre-feminista-trans-woke que conducen al esperpento y la decadencia y retornemos al sentido común, la igualdad real y la eficacia…por muy patriarcales que se consideren estos valores.

© Fernando Busto de la Vega.

PARIDAD Y CLASISMO

La izquierda dejó de ser izquierda hace mucho tiempo, si es que alguna vez lo fue. Ahora, y desde hace mucho, es un a modo de “movimiento progresista” que, mediante la sectorialización de la masa obrera y los enfrentamientos y atomizaciones subsiguientes está conduciéndonos a la utopía ultraliberal del capital frente al individuo solitario y desprotegido. Todo el movimiento progre, incluso entre aquellos grupúsculos intransigentes que siguen creyéndose de izquierda radical, es puro avance del dominio capitalista, de los capitalistas más poderosos que aspiran a un mundo de unos pocos tiranos con poder omnímodo sobre miles de millones de siervos. Es el modelo hacia el que pretenden dirigirnos con el señuelo de lo que ellos llaman “democracia”, “izquierdismo” y “progresismo”.

Una de las pancartas propagandísticas que estos hierofantes del progresivo golpe del capitalismo oligárquico que estamos sufriendo es el de la paridad que ahora ese partido que nunca fue socialista ni obrero y que desde hace décadas dejó de ser español, nos trata de vender como la panacea del avance social y feminista, como un camino indispensable hacia un nuevo paraíso…

Pero es bueno sentarse a un lado del camino, no dejase arrastrar por el tumulto, respirar, escuchar y darse cuenta de las cosas.

Resulta que los propios jerifaltes (y jerifaltas, que son peores) del PSOE definen la paridad que tratan de imponer mediante una Ley de Paridad de Género y otras iniciativas igualmente totalitarias y chuscas, como el “reparto del poder entre los géneros”…teniendo en cuenta que bajo el wokismo los géneros son fluidos y pueden cambiar de un día para otro y que no solo existen dos sino multitud, eso de la paridad va a presentar muchas y divertidas (por no decir ridículas y deleznables) dificultades.

Aunque, sin entrar en eso, la definición de paridad ya nos presenta un panorama antidemocrático, antisocial y preocupante. Recordemos: el reparto igualitario del poder entre hombres y mujeres…suena bien, pero esconde un profundo clasismo.

Esa paridad procede de las primeras aspiraciones del feminismo original, pero debemos recordar que la base ideológica del feminismo, que sigue alimentándolo hasta nuestros días, es el racismo y el clasismo mezclado con el puritanismo evangelista anglosajón y especialmente estadounidense. Las primeras feministas lo fueron porque les indignaba que siendo de la raza superior, la clase alta y la religión correcta se les privase del voto cuando había hombres de razas inferiores (hispanos, negros, chinos…), clase humilde y religiones heréticas que pudieran votar. Eso no ha cambiado.

Luego, cuando accedieron al voto y a la vida política estas feministas se lanzaron a la imposición de su puritanismo intransigente: censura, prohibicionismo, leyes contra la libertad sexual…y siguen en eso.

Otra cosa que molestaba a esas señoras de raza aria y radicalismo evangélico era quedar excluidas de la dirección de las empresas de sus familias que, generalmente, heredaban sus hermanos. De ahí su ansia de paridad. De repartir el poder y el dinero entre los sexos…

Pero cuidado: la paridad está reñida con las políticas sociales. El poder y el dinero se reparten entre los miembros de la misma clase, no se admiten huéspedes venidos de abajo.

Cuando los progres hablan de paridad están hablando en primer lugar de limitar el reparto a los grupos sociales que ya tienen el poder y, en segundo, de bloquear cualquier posibilidad de ascenso real a las clases sociales medias y bajas.

Yo, que atesoro una larga experiencia de trabajo en institutos de educación secundaria de barrios poco favorecidos de una capital de provincia, he tratado centenares, miles quizá, de chicos y chicas de gran talento a los que se negará la posibilidad de acceder a ese reparto de poder. Serán paritarios en la miseria porque no han podido cursar sus estudios en los colegios privados adecuados, no tienen vínculos de parentesco con los oligarcas necesarios y están descartados desde su matriculación (desde su cuna en realidad) para alcanzar el reparto de poder.

Así que tengámoslo en cuenta y dejemos de tragarnos la propaganda progre: la paridad es un bien que solo beneficia a las mujeres de cierta clase social. Todos los demás, sea cual sea su sexo y su género, están destinados a ser siervos. Paridad quiere decir clasismo, oligarquía y tiranía capitalista.

© Fernando Busto de la Vega.

YA NO QUIERO SER PROGRE

A ver si lo entiendo: según la nueva ley Belarra de protección animal no puedo matar a una rata que invada mi casa ni prevenir ni combatir la irrupción de plagas en mi hogar. Será porque los roedores son simpáticos animalitos que nunca han transmitido enfermedades, ensuciado provisiones, atacado al ser humano ni esparcido la peste.

Por otro lado, dicen que para proteger el medio ambiente (en realidad se trata de un caballo de Troya, una mentira interesada de los veganos fanáticos) he de dejar de comer productos pecuarios (cerdo, ternera, queso, leche…) y sustituirlos en mi plato por insectos.

Además, la normal y saludable relación entre los sexos que, digan lo que digan las feministas histéricas, siempre se basó en el respeto, el buen humor y el placer, ha devenido en un enfrentamiento tóxico, ruin, histérico y peligroso en el que prima la mala baba, el mal humor y no existe más placer que el maligno de las lesbianas viejas y feas viendo como el alterado ambiente les ofrece nuevas e insospechadas oportunidades para llevarse al catre jovencitas (y, ojo: adolescentes) totalmente desnortadas, traumatizadas y asustadas por su propaganda anti-hombres.

Si eso es el progresismo, ya no quiero ser progre.

© Fernando Busto de la Vega.

AMALIA DE HOLANDA, MAFIAS, BANDAS LATINAS Y LA INOPERANCIA DEL PROGRESISMO

La noticia no deja de ser llamativa. Al parecer, Amalia de Holanda, la princesa heredera de los Países Bajos, está siendo amenazada por una mafia de origen marroquí, pero asentada y desarrollada en Holanda, cuyo jefe, Ridouan Taghi, ha sido encarcelado y maquina con matarla como forma de presionar al Estado neerlandés. Lógica consecuencia del equivocado enfoque ideológico del liberalismo y el progresismo que padecemos en Europa y del calvinismo político e ideológico dominante.

En España la proliferación de bandas latinas está disparando la delincuencia y amenaza con convertir el país en un lugar inhabitable como, de hecho, lo son aquellos países de donde proceden los miembros de estas bandas. Todo ello sin que se haya puesto coto todavía a las mafias gitanas, porque son mayoritariamente gitanas, de la droga. Pero la ideología dominante hace que no se pueda informar, ni siquiera en el régimen interno policial, sobre la entidad étnica de los delincuentes. Mientras se inventan y se promocionan delitos puramente ideológicos y destinados a imponer una doctrina política determinada (y perjudicial a la vez que inoperante) como la violencia machista o el delito de odio, se permite que las mafias en general y las organizadas por extranjeros en particular arraiguen, se desarrollen y alcancen la capacidad de llegar a chantajear al Estado, o a barrerlo de zonas determinadas (todos esos barrios en los que por una razón u otra no entra ni siquiera la policía, barrios cuya composición étnica, por imperativos de la inquisición progre, dejo a la perspicacia del lector)…

Ese es el camino que llevamos. El liberalismo progre es ineficaz, peor aún: contraproducente y, si permitimos que siga dirigiendo nuestros destinos, acabará destruyendo Europa.

Un delincuente, sea cual sea su origen étnico o social, no es ni puede ser considerado una víctima. Se ha convertido en un depredador, un parásito, que debe ser eliminado. Una célula cancerígena que debe ser erradica para preservar la salud del organismo social. Cualquier excusa, forma de pensamiento o ideología que impida la persecución implacable y eficaz de esos entes gangrenosos resulta indeseable y nociva. Es la hegemonía social de las personas honradas expresada a través de un Estado fuerte e implacable con el crimen y el vandalismo disolvente la que debe imperar en las calles y campos de los países avanzados. El progresismo liberal nos conduce de cabeza a la anarquía y el caos. Acabemos con él antes de que acabe con todo.

Muchos me tildarán de racista y ultraderechista por decir abiertamente estas cosas. Y ese es el problema: su ciego fanatismo ideológico que les impide el raciocinio convirtiéndoles en ladrillos de una dictadura perjudicial y destructiva, de un muro obsesivo y gris financiado por enemigos de los pueblos europeos que de algún modo antes que después deberemos soslayar para llevar a cabo las actuaciones necesarias para convertir en una realidad tangible la verdadera democracia.

© Fernando Busto de la Vega.

POR QUÉ DEBE DIMITIR SANNA MARIN

¿Sanna, Sanna, culito de rana?…Es broma.

No seré yo quien tire la primera piedra contra los juerguistas ni contra las mujeres jóvenes y follables a las que les gusta divertirse, beber y salir de noche.

No cometeré tampoco la estupidez de no darme por enterado de que hay señores importantísimos, de grandes responsabilidades políticas, que, privadamente, organizan fiestas mucho menos dignas e inocentes que esa en la que pillaron a la primera ministra finlandesa.

No son razones de índole puritano o hipócrita las que me llevan a afirmar que debe dimitir. Personalmente, aunque participase en dos multitudinarias orgías semanales con sexo y drogas, no la juzgaría duramente por ello.

El problema es otro y de índole mucho más profunda: táctica y filosófica.

Ha demostrado Sanna Marin que no comprende la gravedad del momento histórico que le ha tocado vivir y la vulnerabilidad de un cargo político, ejecutivo y electivo como el suyo. Este es el aspecto táctico del asunto. No está a la altura de las circunstancias y eso puede resultar perjudicial para Finlandia y para todos sus aliados, que ahora somos, entre otros, toda la Unión Europea y toda la OTAN. Nos ha fallado a todos y nos ha demostrado a todos su irresponsabilidad. Debe, sin duda, dimitir.

El aspecto filosófico es todavía más hiriente y preocupante. Como buena socialdemócrata del momento, imbuida de la ideología feminista y de género imperante en el progresismo en estos días, disocia libertad y responsabilidad. Piensa, como prescribe esa ideología dominante (y enseña en los institutos, las universidades y desde las instituciones: solo hay que ver el monterismo que impera en España) que por el mero hecho de ser una mujer joven puede hacer lo que le de la gana sin responsabilizarse de las consecuencias de sus actos. Si existen consecuencias negativas nunca será culpa suya sino de los otros, del heteropatriarcado, de los “fachas”, de la mala suerte…de cualquiera, menos de ella. Y esta es una filosofía nefasta y peligrosa. No pueden dejarse los asuntos importantes en manos de incompetentes irresponsables que no aceptan el sacrificio propio de su posición y del trabajo que deben hacer en favor de su patria y defienden a ultranza su condición de entes sin responsabilidad moral, ética, social o política instalándose en un hedonismo peterpanesco propio de una adolescencia inacabada.

Si quieres ser libre, debes aceptar la responsabilidad de tus actos, ser responsable. Si quieres acceder a cargos importantes debes estar dispuesto a aceptar los sacrificios que conllevan. Lo contrario es una clara prueba de estupidez e inmadurez.

Por eso debe dimitir Sanna Marin, por eso mismo debemos eliminar del panorama político, laboral y empresarial a todas las Sanna Marin que padecemos.

© Fernando Busto de la Vega.