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EL MALVADO CARABEL

Que una novela sea llevada al cine suele ser sinónimo de éxito (y de decepción de su autor y lucro abusivo e indebido de la editorial de turno) y parece augurar una supervivencia popular del libro y la película y puede que sea así en la industria anglosajona. En la española, no.

En España la soberbia presuntuosa, maniquea, partidista y totalitaria de la Izquierda ejercida desde mediados de los años cincuenta no solo como oposición al bando vencedor sino como parte de la estrategia propagandística mundial del imperialismo comunista en sus dos versiones (moscovita y maoísta) así como la profunda incultura y aculturación sajonizante de los lamentables vástagos de la Derecha, clase inmunda en todo similar a las élites neocoloniales de América y África (de hecho ambas: nuestra Derecha y nuestra Izquierda, nos convierten en un país tercermundista y por ello deben ser aniquiladas para poder restablecer el futuro que nos corresponde) han impedido el desarrollo de una adecuada industria cultural sobre la que apoyar una identidad unitaria, poderosa y orgullosa de su pasado y de su futuro. Vivimos en un erial, en la total decadencia e inmundicia cultural y artística por culpa de la perpetua guerra civil llevada a cabo por las “dos Españas” que no son sino estructuras artificiales financiadas por nuestros enemigos. España es un zombi parasitado (deslavazado y provinciano) en todos los aspectos, también, y sobre todo, en lo cultural y artístico.

Por ese motivo, que una novela sea llevada el cine, incluso en varias ocasiones, como Currito de la Cruz, sobre la que ya hablamos en estas mismas páginas, o la que venimos a tratar hoy: El Malvado Carabel, no es sinónimo de pervivencia ni garantía de que las nuevas generaciones (y extiendo la categoría casi hasta los sesentones) tengan noticia de ella. Ni de la novela ni de las películas sucesivas.

Por ese motivo me gusta recordar en este humilde blog, para público conocimiento de las nuevas generaciones y con la intención de facilitarles la exploración de un rico pasado cultural y artístico escamoteado por las absurdas inquinas políticas y la tercermundista estructura de la industria cultural española, algunas excelentes obras y diversos autores injustamente olvidados.

El Malvado Carabel es una novela de Wenceslao Fernández Flórez (La Coruña, 1885-Madrid, 1964), autor poco apreciado por la Izquierda a causa de su ideología conservadora y poco querido por la Derecha debido a sus críticas mordaces a las clases altas y las convenciones y abusos de las mismas así como universalmente envidiado y detestado por ser amigo de Franco desde la juventud. Sin embargo, es un escritor muy recomendable que debemos recuperar. Y empezaremos por esta novela humorística que publicó en 1931 siendo llevada al cine de inmediato por otra figura a reivindicar, Edgar Neville, en 1935. Hubo otras dos adaptaciones cinematográficas: la de Fernando Fernán Gómez en 1956 y la de Rafael Baledón en 1962.

No es el único caso de novelas de Fernández Flórez llevadas al cine en diversas ocasiones. Cabe reseñar también El Bosque Animado, publicada en 1943 y puesta en imágenes por José Neches, en 1945, José Luis Cuerda en 1987 y por Ángel de la Cruz en 2001. O El Hombre Que se Quiso Matar, publicada en 1929 y adaptada al cine en dos ocasiones por Rafael Gil en 1942 y 1970.

Como vemos, Don Wenceslao no puede quejarse. Algunas de sus novelas llegaron varias veces a las pantallas, pero estoy seguro que la mayoría de mis lectores no han leído ninguna de ellas ni han visto ninguna de las citadas películas ni, seguramente, tienen conocimiento alguno de los títulos indicados. Así funciona la difusión de la cultura, el cine y la literatura españolas y así se promocionan.

El argumento del Malvado Carabel es la historia de un fracasado, un oficinista explotado y oprimido que, llegado un momento, abre los ojos y comprende que el sistema ha estado riéndose de él toda su vida y trata inútilmente de convertirse en un antisistema. A grandes rasgos, y es bien triste, nos representa a la inmensa mayoría de nosotros.

Amaro Carabel trabaja en una gran empresa con un sueldo miserable que no le permite casarse ni independizarse, de hecho, sigue viviendo con su tía (observo que luego nos venden esto de que los jóvenes no pueden independizarse por la racanería del capital explotador como cosa nueva y tratando de culpabilizar siempre a los jóvenes que cambian de cara, pero no de situación, generación tras generación) hasta que un día es despedido y su novia, desesperada, le deja. Furioso, y convencido, quizá con razón, de que la causa de todas sus desgracias es su bondad natural y su aceptación del orden establecido, decide hacerse malvado y convertirse en delincuente, sin ningún éxito. Tras diversos intentos fallidos e hilarantes de dedicarse al crimen logra robar la caja fuerte de su antigua empresa, pero no abrirla. De modo que hace un curso por correspondencia de hipnosis para conseguir que sus antiguos jefes le den la combinación de la caja y, cuando se presenta en las oficinas para lograrlo, deciden readmitirlo, con reducción de sueldo, claro…y su novia vuelve con él.

Bonita metáfora de la rebeldía juvenil, la furia antisistema y, desde luego, un universo muy alejado de Ocean´s Eleven.

Lo dejo aquí.

© Fernando Busto de la Vega.

PROSTITUTAS TRANSEXUALES

Leo en alguna parte que el sector puramente femenino del lumerío patrio anda preocupado por la competencia de las nuevas sorores de origen transexual que empiezan a hacerles sombra y mermarles los beneficios.

La noticia no me sorprende ( sí, en cambio, que aparezca en un periódico que se pretende serio), ya desde los ochenta los travestis hormonados y sin operar representaban una robusta tendencia en la prostitución seduciendo, incluso, a bastantes parejas y algunas mujeres.

Por otro lado, me resulta llamativa porque yo siempre he defendido que, para comprender en profundidad una sociedad, es preciso analizar sus ejércitos y sus putas, de modo que el titular estaba destinado a seducirme, como así ha sido.

No obstante, sigo atónito y perplejo. Confieso no comprender el siglo XXI ni a su fauna (será que me hago viejo). No obstante, no logró entender que nadie se convierta en mujer para acabar siendo puta. Que alguien me lo explique…

…Y no sirve aquí el argumento ramplón de que la sociedad no les permite otro camino…en primer lugar, si alguna vez fue así ya no lo es (hasta en las oposiciones se les reservan plazas especiales a los transexuales quebrando el principio de igualdad y dando por hecho que el cambio de sexo les estruja las meninges siendo preciso apartarlos del concurso general otorgándoles un coto cerrado y privilegiado), en segundo nadie les fuerza a dar ese paso, es voluntario. Lo cual nos devuelve al principio: ¿ qué clase de mentalidad tienen los que se cambian de sexo para acabar siendo putas?…¿Cómo pueden justificar eso las psicólogas progres y feministas?…

Yo no sé qué pensar. Ilústrenme.

© Fernando Busto de la Vega.

TERRORISTAS EN LAS LISTAS

Obviamente, no voy a entrar en el artificial ruido electoral del ilegítimo y contraproducente régimen que padecemos en España. Ningún proceso electoral que en él se produzca servirá jamás para cambiar nada ni apartar a la nación de su destrucción programada por el capitalismo anglosajón al que estamos sometidos.

No obstante, de vez en cuando, si bien desde la hipocresía, en el estridente palique del fáctico cotorreo prefabricado de los indignos partidos y los medios al servicio de su propaganda se plantean casos morales de interés cuyo debate solo demuestra la inmoralidad esencial del sistema y de sus actores, comenzando, naturalmente, por aquellos más abiertamente despreciables del cuadrilátero plebiscitario, como los independentistas y, en especial, aquellos que ampararon y siguen defendiendo el terrorismo como arma.

Hablo de Bildu y de ETA, por supuesto. Pero, cuidado: no voy a sumarme al griterío y el parloteo de los “constitucionalistas” de la banda diestra sobre su truculenta y despreciable decisión de incluir asesinos confesos en sus listas por el simple hecho de que se trata de un alboroto artificial. El debate no se desarrolla en el campo de la ética sino en el del politiqueo (ojo: que no digo política sino politiqueo, adviértase el matiz). A la Derecha, como a la Izquierda, le importa muy poco el hecho moral y los muertos y sus familias (como les trae sin cuidado el futuro de Doñana o la propia viabilidad social, ecológica, económica y demográfica de España), tan solo gritan, se escandalizan y señalan con el dedo para arañar votos de incautos, del mismo modo que los otros, los que llenan sus listas de asesinos convictos (poco, si pueden presentarse a las elecciones es porque no se les castigó debidamente en su momento) y confesos, justifican sus actos y desprecian el dolor y la dignidad de las víctimas y sus familias con el fin de seguir sacando rédito electoral de un falso relato “heroico” y victimista. Unos y otros son gentuza de baja ralea como demuestra su participación en el rastrero juego electoral del ilegítimo y perjudicial régimen antiespañol que es el parlamentarismo liberal-borbónico que padecemos.

Lo que yo planteo, desde la serenidad filosófica, la integridad ética y el profundo asco institucional, es el hecho incontrovertible de que un terrorista, sea del signo que sea y milite bajo las siglas que milite es incompatible con la representación política.

Para escapar del ruido electoral, pondré un ejemplo lejano que sigue sirviendo de aleccionador modelo histórico e intemporal, me refiero a Catilina.

A Lucio Sergio Catilina se le conoce sobre todo por el intento de golpe de Estado del 63 a. d. C. al que se enfrentó en el senado Cicerón, que debía ser asesinado durante el mismo, y su posterior revuelta fallida que le condujo a la muerte.

Propiamente hablando, Catilina no fue un terrorista (aunque en su fuga hacia el campamento de Manlio pretendió incendiar Roma), más bien un represor que, durante las guerras civiles de la época de Sila, se hizo famoso por cortarle la cabeza al opositor Gratidiano y pasearla por las calles de Roma para llevársela a Sila, jefe del partido aristocrático. Esta imagen salvaje y terrible le persiguió siempre concitando contra él el odio de los rivales del partido popular y el desprecio de sus compañeros del aristocrático. Si a eso le unimos que su vida personal nunca fue ejemplar (siempre le persiguió la sombra de la corrupción y hasta se salvó por los pelos, por el apoyo de sus amigos, de la acusación de haber sido amante de una vestal) se comprenderá que los censores le impidiesen hasta en dos ocasiones acceder a las elecciones consulares, lo que acabó conduciéndole a la conjuración y la rebelión. Acto final que demostró públicamente lo acertado de apartarlo del cursum honorum por su inmoralidad evidente.

Ningún Estado, y mucho menos un partido, puede permitirse el hecho de que los terroristas, represores y verdugos en guerras civiles puedan aspirar al poder por medios constitucionales y, si esto es posible, estamos hablando de un régimen inmoral y, por ende, ilegítimo. Y de partidos deleznables que deberían ser prohibidos, perseguidos y diezmados para asegurar la salubridad democrática. (Añadiré aquí que aquellos que atentan contra el medioambiente, los derechos del pueblo y defienden los de las corporaciones y el capital extranjero y llevan corruptos, peones de la banca o de intereses económicos especulativos y explotadores así como antiespañoles deben ser tenidos también por traidores y verdugos).

Para terminar pido a los medios de comunicación, inútilmente porque son medios al servicio del ilegítimo régimen y carecen de integridad y libertad, que en este periodo de campaña electoral adopten una rutina interesante: publicar las fotografías de los candidatos terroristas al lado de las de sus crímenes. También de aquellos que están al servicio de intereses espurios con las de las consecuencias de sus actos (personas a las que han dejado sin futuro, en la calle, en el paro o abocados a la pobreza y el dolor por el deterioro de la sanidad pública, la rapiña inmobiliaria o la incompetencia dolosa).

Veamos las caras de los candidatos y las consecuencias de sus actos. Eso sí sería una adecuada campaña electoral. No sucederá, claro.

© Fernando Busto de la Vega.

FREE NIPPLE , AGNÈS SOREL Y LAS COPAS DE CHAMPÁN. LAS ABURRIDAS CRUZADAS DE HOGAÑO.

El siglo XXI está resultando terriblemente aburrido (y llevamos ya un cuarto recorrido como para asegurarlo). La razón es sencilla de comprender. En 1977 se impuso a nivel mundial la Revolución Conservadora impulsada por los yanquis y, con ella, la censura y el puritanismo. Seguimos desde entonces con leyes absurdas, prohibicionismos lerdos, censuras infantiloides…lo típico. Por desgracia, las generaciones que ahora luchan contra eso no lo detestan, solo buscan notoriedad…ya sabemos que vivimos en la ignorancia y la impostura.

La ignorancia hace que muchos miembros de esas generaciones adamitas por simple desconocimiento inicien tediosas e intrascendentes cruzadas pensando que están inventando la rueda y ello, claro está, contribuye infinitamente al aplastante aburrimiento que destila este siglo malhadado (que será apocalíptico, pero un auténtico coñazo), por eso es bueno poner algunas de estas luchas en perspectiva.

En primer lugar, como es obvio y notorio, debo decir que estoy a favor de todo tipo de libertad en lo tocante a eso de mostrar carne y anatomía, especialmente (llamadme guarro y machista) si lo hacen hembras de la especie en edad adecuada y con físico agraciado.

La belleza y la naturaleza no deben ser jamás censuradas y hacerlo demuestra un componente psicopático en la conducta de quienes lo hacen y de las sociedades que lo aceptan.

Dicho esto, sigamos adelante.

Para no aburrir al lector, nos centraremos tan solo en un par de anécdotas históricas con la intención de añadir la adecuada perspectiva al actual debate. Empezaremos por la señora que da título a esta entrada: Agnès Sorel (1422-1450).

Agnès Sorel tenía veinte años cuando en 1442 se convirtió en amante de Carlos VII de Francia (el mismo que había recibido la ayuda de Juana de Arco). Por entonces la reina María de Anjou, que nunca había sido demasiado agraciada, tenía treinta y ocho años, diez hijos y las tetas por completo venidas abajo, puesto que entre la amante y la reina existía una gran rivalidad y la primera podía presumir de la turgencia de sus senos, tanto por su edad como por lo afortunado de su genética, introdujo la moda de enseñarlos en la corte francesa, a sabiendas de que la reina María de Anjou no podía competir. Como vemos en el retrato que ilustra el inicio de esta entrada, el desafío y la moda llegaron incluso hasta la pintura.

Y la moda siguió con otra amante real, Diana de Poitiers, que lo fue de Enrique II y estaba casada precisamente con un nieto de Agnes Sorel y Carlos VII.

DIANA DE POITIERS (1499-1566) EN MODO FREE NIPPLES ALLÁ POR EL SIGLO XVI.

Y con Gabrielle D´Estrées (1573-1599), amante de Enrique IV de Francia, que incluso se hizo retratar en el baño con su hermana.

GABRIELLE D´ESTRÉES (1573-1599) CON SU HERMANA, EN MODO FREE NIPPLE ALLÁ POR EL SIGLO XVI.

Terminaremos, para no alargar la entrada, con el hecho de que las copas de champán tradicionales, estas:

Tienen la forma y el tamaño exacto de los senos de Madame de Pompadour (1721-1764) , la amante de Luis XV, de modo que beber champán en estas copas es como hacerlo en las tetas de la Pompadour…los que utilizáis otros recipientes, a parte de ser unos bárbaros, sorbéis burbujas en tetas sin identificar ni autentificar…una verdadera falta de educación.

¿Más?

Lo dicho: vivimos una época absurda en la que las leyes impuestas por el puritanismo protestante anglosajón ( y me remito a esta otra entrada) nos han conducido ridículamente a épocas anteriores al Renacimiento…recordemos a aquella profesora de Florida despedida por enseñarle el David de Miguel Ángel a sus alumnos…

Sí, no solo Free Nipple: abajo el puritanismo, sí a la libertad y la naturalidad. Acabemos con el prohibicionismo…con todo, también el de las feministas que solo transmiten con atalajes de falso progresismo los valores del puritanismo yanqui.

Y, para acabar…otra reivindicación.

Es decir dos: vosotras que os llamáis amigas del que suscribe y tenéis tetas bonitas…en fin…me animaríais mucho enseñándomelas. Dicho está.

© Fernando Busto de la Vega.

CARLOS III Y EL CAMBIO DE DINASTÍA EN INGLATERRA

La monarquía británica tiene un alto componente de representación e hipocresía que algunos podrían definir como gran capacidad para el autobombo, la autoficción, la propaganda y la impostura. Una habilidad camaleónica para la supervivencia a costa de un pueblo obnubilado por su propio conservadurismo clasista y el peso de una tradición inmovilista que cursa como eficaz antídoto contra el duro trago que representaría admitir el fin del imperio y su conversión en potencia media tirando a baja.

Sin la monarquía Inglaterra debería enfrentarse a su fracaso histórico y reinventarse asumiendo que la política imperialista y el peso del siempre nocivo liberalismo la ha condenado a una metamorfosis poco afortunada que la acabará convirtiendo en un país completamente diferente y tercermundista.

Ese miedo a reconocer la realidad es lo que ha permitido a los monarcas ingleses mantenerse en el trono mutando y trasmutando su representación pública para esconder su realidad.

En ese programa intenso de camuflaje el mayor hallazgo, y con diferencia el más útil, fue el de convertirse en la Casa de Windsor para ocultar su procedencia alemana.

En realidad, desde 1714 hasta 1901 en Inglaterra reinó la casa alemana de Hannover cuya última representante fue la reina Victoria casada con el también príncipe alemán Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, razón por la cual desde 1901 hasta 2022 reinaron en Inglaterra los miembros de esta dinastía (Isabel II pertenecía a ella) que, como es bien sabido, adoptaron el apellido Windsor durante la I Guerra Mundial porque hacía mal efecto ser alemanes y primos del káiser Guillermo II en aquellos años. Y así hasta hoy.

En 2022, para no escenificar la ruptura histórica, la discontinuidad dinástica, se olvidó convenientemente el hecho de que Isabel II contrajo matrimonio con Felipe de Grecia (más conocido protocolariamente como Felipe de Edimburgo para disimular su origen extranjero) y que, por lo tanto, desde la subida al trono de Carlos III la nueva dinastía que reina en Inglaterra es la Casa de Grecia…pero que nadie se asuste. En realidad los monarcas griegos son de origen danés y el verdadero apellido de Felipe de Edimburgo (como el de nuestra reina Sofía de Grecia) es Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg.

Así que ya lo sabéis, desde 2022 en Inglaterra la nueva dinastía es la de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg que sucede a la de Sajonia-Coburgo-Gotha, que a su vez sucede a la de Hannover que, de todos modos, descendía de Cristian III de Dinamarca, eso sí: de la dinastía Oldemburg…

O sea que nada de Windsor.

En cualquier circunstancia, da lo mismo. El caso es que Gibraltar es español y tarde o temprano nos tocará reconquistarlo de manos de los bárbaros del norte y de la población que lo okupa ilegalmente.

Y otra cosa: como yo sigo considerando ilegal la expulsión de Felipe II de España como rey de Inglaterra (fue una artimaña de los protestantes) tras la muerte de su esposa la reina María I, hija de Catalina de Aragón y Enrique VIII, sostengo que el legítimo rey de Inglaterra debería ser el archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena, por cierto casado con una de las hijas del barón Thyssen-Bornemisza, el de Tita Cervera…Ahí lo dejo.

© Fernando Busto de la Vega.