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ELOGIO DEL LIBERTINAJE (Y DEL HEROISMO CABALLERESCO)

Salvo por el hecho de que la fama negativa de los Borgia responde más bien a la xenofobia de los italianos contra una familia española que recogieron los protestantes para justificar su quebrantamiento del orden jurídico internacional (ruptura que les condujo entre otras cosas a naturalizar la piratería como acto comercial) y dejando aparte mi desdén por Orson Welles, a quien estoy lejos de considerar un genio (todo lo más un émulo tardío de las vanguardias europeas, especialmente alemanas) suscribo la frase que ilustra el vídeo de esta entrada (“En Italia, en treinta años de dominación de los Borgia, no hubo más que terror, guerras, matanzas , pero surgieron Miguel Ángel, Leonardo y el Renacimiento; en Suiza, por el contrario, tuvieron quinientos años de amor, paz y democracia y ¿cuál fue el resultado? El reloj de cuco”). El puritanismo y el dominio gris de los comerciantes que constituyen la base del parlamentarismo liberal capitalista (que, por mucho que insista, no es ni se parece a la democracia) bloquea la creatividad (imponiendo una censura omnipresente a diversos niveles) y conduce a la decadencia moral, cultural y artística.

Es preciso, si queremos sobrevivir, librarnos del liberalismo y todas sus mentiras (incluida la de la igualdad, que es la más nociva de todas. Guste o no hay pueblos que hicieron y expandieron la Civilización y otros que todavía hoy se niegan a aceptarla y parecen incapaces de asimilarla y deben, por lo tanto ser gobernados).

La moral calvinista del liberalismo capitalista, basada en el puritanismo bíblico y la codicia económica propia de los provincianos burgueses alemanes del XVI que se extendió con el protestantismo permitiendo el auge de clases desprovistas de educación, ayunas del sello glorioso de la caballerosidad medieval (no resulta extraño que los judíos fueran, a la postre, los grandes beneficiados del auge del protestantismo pues jamás se habían visto inmersos en la gloriosa tradición europea y helenística del héroe que devino en la figura del caballero, solo fueron especuladores y usureros y esa conculcación de los valores heroicos les vino como anillo al dedo para expandir sus negocios), es una forma de decadencia acentuada desde la Revolución Francesa y la caída del imperio español.

Y no debemos equivocarnos, la izquierda (incluyendo a progres y wokes) ha heredado ese germen de decadencia y la moral pacata del liberalismo, no olvidemos que Marx era un judío alemán crecido y educado en pleno Romanticismo, movimiento que significó la culminación de la mentalidad calvinista-protestante) y legó a sus émulos y seguidores toda esa moral decadente y puritana de la que todavía hacen gala los marxistas y afines. El anarquismo tiene la misma raíz, ergo la izquierda, incluso en su vertiente supuestamente más revolucionaria, cumple el mismo papel que el liberalismo capitalista: la degradación de la grandeza humana que conduce de cabeza a la decadencia social, moral y cultural.

Tenemos que cambiar de paradigma, retornar a la idea heroica y caballeresca, al paganismo que permite a cualquier ser humano alcanzar la condición de dios si demuestra la grandeza necesaria, al hombre que, manteniendo la ecuanimidad apolínea del nada en exceso, sabe que todo le está permitido y que las grandes acciones limpian por sí mismas las miasmas de los grandes placeres. Es preciso inaugurar la época salvaje de los héroes libertinos que nos conduzcan al nuevo nivel superior de civilización.

Sé que la mayor parte de vosotros no entenderá lo que estoy diciendo. Vivimos todavía entre tinieblas, pero yo confío en el Sol Invicto y en Cronos-Zurvan, la luz regresará en forma de relámpago justo antes del alba.

© Fernando Busto de la Vega.

ELON MUSK, TWITTER Y EL CAPITALISMO DE SIEMPRE

Uno de los signos más evidentes de la decadencia en la que nos estamos adentrando y de la absoluta falta de cultura social y política de muchos individuos de nuestras adocenadas sociedades occidentales es la admiración e incluso reverencia, fanática y casi de naturaleza feudal (sin recibir nada a cambio, antes al contrario: ofreciendo sus propios haberes al ídolo), por ciertos destacados empresarios señeros con hechuras de supervillanos o, en el mejor de los casos, de peligrosas amenazas para la democracia y la sociedad en su conjunto.

Explotadores y especuladores que se nos venden como genios revolucionarios que, usando tácticas luciferinas, nos ofrecen imperios que, en la práctica, no son otra cosa que fantasías, cortinas de humo. Desde las redes sociales que sirven básicamente como instrumentos de control social y aperos del totalitarismo en su consunción con los servicios secretos y los intereses políticos, sociales y económicos de las grandes corporaciones hasta las más innecesarias y absurdas innovaciones que nos presentan como escalones hacia un futuro idílico (ya se sabe: es una de las más básicas tácticas del capitalismo, crear necesidades previamente inexistentes y expectativas sobre la vacuidad. En otras palabras: estafas de cuento largo para embaucar a los toliguis menos avispados).

¿Significa lo anterior que rechazo la tecnología y me opongo al progreso? En absoluto. Me opongo a que esa tecnología y ese supuesto progreso esté en manos de una escueta élite oligárquica de ideología explotadora y totalitaria. En ese sentido China es una gravísima amenaza, pero los incensados oligarcas occidentales no dejan de serlo en idéntico grado por mucho que nos los vendan como salvadores y genios.

No soy cristiano, pero aprecio esa idea de que el Demonio vendrá al mundo disfrazado de grandeza y belleza y que su dominio se establecerá por la mentira y la seducción. Ya está sucediendo si otorgamos a las vacuas promesas de la tecnología y a quienes las manejan y nos las ofrecen envueltas y primoroso organdí como esa figura maligna que busca esclavizarnos mediante la fascinación.

Uno de estos oligarcas que nos presentan propagandísticamente como salvadores sin serlo (y que hasta series populares como The Simpsons y The Big Bang Theory nos han embellecido para el consumo de masas) es Elon Musk, al que suele tratársele de genio revolucionario y guía indiscutible hacia el futuro.

Sin embargo, quien pretenda comprender la realidad que le rodea y prever adecuadamente el futuro que le aguarda, se fija en los hechos, no en las palabras ni en las fantasías publicitarias. Y en este momento empresarialmente crucial en el que el oligarca de marras da un zarpazo más hacia el monopolio (y, por lo tanto, la explotación total y totalitaria de la sociedad) los hechos son públicos, comprobables y elocuentes.

Elon Musk adquiere Twitter para completar su imperio extractivo y, ¡oh, sorpresa!, actúa con los más viejos y rancios métodos del capitalismo de siempre: reduciendo salvajemente la plantilla para aligerar costes (y redoblando la carga de trabajo de los empleados que se salven de la quema y que quedarán quietos, callados y explotados a falta de sindicación y con la espada de Damocles del despido pendiendo sobre sus cabezas).

¿Queréis comprender el presente y anticipar el futuro? Es sencillo: Elon Musk se ha quitado la careta al comprar Twitter…es el viejo capitalismo de siempre. La explotación y la tiranía global a la que aspiran las grandes corporaciones. En vuestras manos está cambiar ese futuro distópico al que nos abocan.

Despertad, comprended, cambiad, actuad.

© Fernando Busto de la Vega.

COSAS BUENAS DE LA GUERRA DE UCRANIA

Las máscaras han caído, el rey está desnudo.

Hay que admitirlo: las guerras desatascan la historia. No son buenas, no son deseables, tienen efectos inmediatos absolutamente nocivos, pero quiebran las barreras que estancan hasta la putrefacción el poder y la ideología establecidos y permiten la llegada y establecimiento de nuevas ideas. La guerra de Ucrania, que tantos problemas nos está causando y que tan peligrosa resulta, tiene, por lo tanto, sus cosas buenas. Enumeremos algunas.

El siglo XIX demostró que el capitalismo solo genera miseria, explotación, destrucción social y medioambiental y represión estatal (aunque el régimen sea parlamentario) y los comienzos del siglo XX dejaron claro, no solo a través de la revolución rusa, sino también de la acción de un poderoso sindicalismo de clase, que la asimetría social causada por él resultaba insostenible. Llegó entonces el turno de la socialdemocracia y del keynesiasmo que basaban su filosofía en corregir las reconocidas deficiencias del capitalismo redistribuyendo, vía impuestos y estado del bienestar, parte de la riqueza acaparada por la oligarquía para que esta pudiera seguir en su puesto y beneficiándose del sistema. Socialdemocracia y keynesianismo son una forma de mantener a los ricos siendo ricos, no de preocuparse por los pobres o un intento de verdadera democracia.

A partir de 1976, sin embargo, todo cambió.

A lomos de la Revolución Moral Conservadora impulsada desde la Casa Blanca por Nixon y Ford después de su derrota frente a la libre exhibición de Garganta Profunda y que secundó Jimmy Carter, a la postre un evangelista sureño, los neoliberales radicales de la Escuela de Chicago se lanzaron a la conquista del Estado, de todos los Estados, logrando convertir su ideología en dogma a nivel mundial.

La culminación de ese tsunami neoliberal (y por lo tanto moralmente perverso en su puritanismo, egoísta, sectario, ocultamente teocrático y profundamente racista) fue la crisis de 2008 con la demonización de los europeos meridionales, que fuimos extorsionados, humillados, insultados (recuérdese el apelativo de PIGS) y estafados hasta casi la destrucción. En esa ocasión, en gran medida por la connivencia de gobiernos nacionales que eran simples títeres de la colonización germanico-protestante-neoliberal-globalizadora, el dogma impuesto por la Escuela de Chicago se impuso plenamente y con todas sus consecuencias imperialistas y racistas.

La crisis actual, la de 2022, nos ha permitido contemplar al rey completamente desnudo.

Resulta que ni Alemania, ni Inglaterra ni siquiera los Estados Unidos y los países nórdicos eran tan eficientes ni se encontraban en posesión de una verdad tan incontestable. Resulta que Alemania e Inglaterra se han sumido en el caos por sus propias contradicciones e ineficiencias, resulta que Francia no funciona, resulta que la globalización ha sido un fiasco que nos conduce a la falta de provisiones y a la carestía (léase inflación), resulta que los dogmas sagrados de 2008 son el origen de los actuales problemas y que los soberbios germanos judeo-calvinistas de entonces nos han conducido a una ratonera de difícil salida…

Algo bueno ha tenido la guerra de Ucrania: han caído las caretas, se han evidenciado las mentiras y estafas de nuestros “socios”…pero hay que tener cuidado, ello no significa que estemos en el umbral de un mundo nuevo. Cuando pase la crisis, volverán a intentar imponernos las mismas mentiras, a estafarnos del mismo modo…Estemos en guardia para que eso no suceda y verdaderamente un nuevo mundo, mejor, más viable y más justo se abra ante nosotros.

© Fernando Busto de la Vega.

CAPITALISMO FRENTE A PATRIOTISMO

No podía ser de otro modo, el capitalismo nos ha corrompido y nos destrozará.

Tantas décadas permitiendo que el neoliberalismo y los neoliberales (traidores al pueblo y criminales por definición) marquen el rumbo y nos dicten su doctrina imponiéndola como “lo normal y lo decente” mientras el internacionalismo de la izquierda se decantaba, bajo paradójica influencia estadounidense, hacia lo absurdamente identitario y quimeras por completo desconectadas de la realidad, nos han conducido a un punto de no retorno que solo in extremis y con un cambio radical de mentalidad podremos enderezar para el bien común.

Frente a la lógica del capitalismo individualista es preciso que retornemos, hoy mejor que mañana, a la lógica del patriotismo.

La inflación es en gran medida (aunque no quiero simplificar) un asunto de avaricia individualista y cortoplacista que pretende anteponerse al interés general y a la actuación patriótica con mentalidad de largo alcance. Eso puede suceder porque el ilegítimo régimen liberal de 1978 ha fomentado el egoísmo frente a la moral patriótica.

Y eso debe terminar. Viene una crisis enorme no solo económica sino en muchos de los aspectos vitales y solo unidos y como una sola nación podremos superarla. Lo contrario, ya lo hemos estudiado en otras entradas, significa que los más ricos salgan de ella siendo más ricos y poderosos mientras el pueblo cae en la miseria y la patria se destroza.

Lo digo alto y claro: ES PRECISO ACABAR CON EL ILEGÍTIMO RÉGIMEN LIBERAL DE 1978 E IMPONER LA MORAL PATRIÓTICA SOBRE LA INMORALIDAD CAPITALISTA. No hablo de comunismo, ni siquiera de socialismo. Hablo de patriotismo social.

© Fernando Busto de la Vega.