Monthly Archives: Jul 2022

HOY, ALGO DE ESPIRITUALIDAD

Algún día escribiré un sesudo libro lleno de vacua erudición sobre la influencia de la espiritualidad contemplativa franciscana en San Juan de la Cruz, poniendo en su debida perspectiva la tan cacareada influencia sufí (que no niego) y aludiendo a un poco conocido manual de contemplación (para los modernos que se dejan seducir por lo oriental: de meditación) inglés del siglo XIV : La Nube del No Saber, que algunos atribuyen, sin demasiado fundamento, a un cartujo, pero que participa intensa y profundamente de la tradición mística franciscana.

Tradición, por cierto, que no recomiendo como camino de iluminación. Francisco de Asís, dueño de muchas virtudes espirituales, no dejaba de ser un desequilibrado y una creación de la curia vaticana para colonizar las ciudades que en ese momento escapaban de la influencia eclesiástica, y, por lo tanto, añadió una significativa carga ideológica y propagandística a todo el asunto de la formación de su orden que afectó también a la tradición contemplativa de la misma.

Esa insistencia, ideológicamente muy cristiana, pero espiritualmente perjudicial, en comparar la práctica contemplativa (o meditación) con la pasión de Cristo o el martirio de algunos santos, además de contraproducente, sádica y retorcida es por completo innecesaria. Llegar a la iluminación, al satori, si deseamos utilizar esa palabra japonesa tan vinculada el zen, es cuestión de disciplina y de constancia, pero no requiere necesariamente un periodo de sufrimiento intenso ni de identificación con el sufrimiento mistérico de ninguna mitología concreta, ni siquiera la cristiana.

A mi juicio, toda la tradición de contemplación franciscana que podemos ver en San Juan de la Cruz, por ejemplo en el poema Tras Un Amoroso Lance, cuya lectura recomiendo, pero que ofreceré al lector en la versión musical que Estrella Morente hizo en colaboración con Michael Nyman, conduce a una desesperación y dolor innecesarios para el buscador de la Verdad.

Por supuesto, y hay que decirlo, ese voluminoso y sesudo libro lleno de erudición que me propongo escribir, será por completo inútil. El camino espiritual hacia la iluminación es eso: un camino, una experiencia. Acción y no pomposa erudición.

A este respecto será interesante recordar aquel cuento zen en el que un maestro exitoso, con cientos de discípulos, se ve en la necesidad de dividir su monasterio y, por lo tanto, de erigir un nuevo maestro que comprenda la práctica contemplativa (o meditativa) y decide someter a sus discípulos a un examen. Los reúne a todos en lo que podemos definir como refectorio del monasterio, coloca en el centro de la estancia una escudilla con agua y pide a los monjes que expresen la naturaleza del agua sin utilizar esa palabra.

Naturalmente, los primeros en intentarlo son los eruditos, sentados en las primeras filas de la reunión. Durante horas parlotean y parlotean sin conseguir el propósito propuesto por el maestro. Al cabo, un fámulo, el más humilde de los monjes (y este no es dato baladí: si buscas la grandeza espiritual debes ser humilde y confundirte con los que están más abajo en la escala social, entre los poderosos nunca ha habido ni habrá presencia divina, ya lo dijo Cristo: antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un rico al Reino de los Cielos), harto de tanta cháchara y deseando acabar porque todavía debía fregar los platos y barrer el monasterio, se levantó, cruzó la habitación desde las últimas filas de los monjes, le dio una patada a la jícara con agua derramando esta y marchándose sin decir nada…él fue el elegido como nuevo maestro, porque era el único que demostró la comprensión última de la espiritualidad (de la cual el zen solo es un camino acaparado indebidamente por los monjes budistas).

No explicaré más. Quien esté preparado para comprender lo que digo lo comprenderá, los que no…bueno…cada cual ocupa su lugar en la escala de comprensión, id ascendiendo y todo llegará.

Comenzaba esta entrada con un poema de San Juan de la Cruz cantado por Rosalía, que homenajeaba la versión de Enrique Morente. Quiero terminarla ofreciendo al lector la versión original de este cantaor y haciendo un pequeño guiño erudito: esa fuente de la que habla el poema y que los cristianos identifican con el Espíritu Santo, entre los seguidores de Zoroastro se identificaba con la diosa Anahita, que los griegos asimilaban a Ariadna, la reina del Laberinto…os dejo el dato, aprovechadlo. No siempre tendréis tan cerca la comprensión.

Por cierto, que basta leer el poema que comienza: “Entréme donde no supe, y quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo” para saber que San Juan de la Cruz, a pesar de su equivocada vía franciscana, alcanzó el satori, la iluminación. No dejéis de leer ese poema.

© Fernando Busto de la Vega.

Y, ya sabéis: matad a Buda, matad a Cristo, matad a Mahoma…morid vosotros mismos para resucitar.

MAMÁS, DESNUDECES Y ¿BUENAS COSTUMBRES?

Decía Miguel Gila que un jersey es lo que le ponen a un niño cuando su madre tiene frío.

En ese contexto me comentan que en estos días tristes y absurdos del primer cuarto del siglo XXI, que cada vez se acercan más a la Edad Oscura, hay muchas madres (más o menos jóvenes, la maternidad en estos tiempos viene siendo cosa de maduritas) que andan pidiendo, en playas y piscinas, a otras mujeres (seguramente más apetecibles), que no hagan top less por la presencia en las cercanías de niños…Porque a los niños, todo el mundo lo sabe, no les gusta ver tetas y mujeres ligeras de ropa o desnudas…y es muy posible (😃😃🤔) que queden traumatizados por ello…

Bien, parece que estamos en el tradicional ámbito del puritanismo ñoño que poco a poco van imponiendo los anglosajones por el mundo (una prueba: busque usted temas relacionados con la desnudez en los grandes buscadores de internet y compare los resultados con los de hace un lustro), pero, a mi juicio, nos encontramos de fondo un tema muchísimo más interesante y apasionante del que no se habla y en el que no se suele pensar: la tóxica cruzada de una porción de la sociedad femenina que usa el feminismo o la moral tradicional (según le convenga) para ejercer un férreo control reproductivo sobre los machos de la especie.

Desde los intentos de prohibir la prostitución (presentándola artera y falsamente como una actividad en la que las mujeres son sistemáticamente explotadas por malvados hombres machistas cuando, sabemos, que hay hombres prostituidos y mujeres que pagan por sexo tanto a hombres como mujeres, aunque en esto, como en todo, las feministas manipulan la realidad y mienten descaradamente para salirse con la suya) hasta las inmaduras y acomplejadas pataletas (perdón: campañas) a favor de los “cuerpos no normativos” (es decir: de las gordas, las celulíticas y las viejas), pasando por la corrección directa de miradas “lascivas” e “inapropiadas” de novios, maridos y hasta compañeros de trabajo o vecinos subrepticiamente deseados que caen en la tentación (es decir: al natural y sano impulso) de admirar anatomías femeninas apetecibles que se cruzan en su camino, y llegando al control de dichas anatomías altamente competitivas e insultantes por ello o, al menos, de su presentación social (con más o menos ropa, etc.)

Es interesante, porque esta nueva inquisición femenina es, en realidad, la más antigua del mundo: el clan de las hembras socialmente dominantes (que a lo largo de la Historia ha adquirido diversas apariencias: las dignas matronas romanas, las beatas de sacristía, las puritanas de todo género, las psicólogas progres, las feministas…) tratando de mantener bajo control y alejado de las jóvenes atractivas y emergentes (y quién sabe si no participarán de este impulso egoísta y controlador las leyes de edad de consentimiento) al colectivo de los machos en edad reproductiva. Es decir: a los amantes que desean para sí o a los padres que esclavizan castrando sus vidas sometiéndolos al estricto control del mantenimiento de sus crías (que, es un dato científico, en una tercera parte al menos no son realmente suyas, porque la fidelidad femenina, y debe ser así en aras de la supervivencia de la especie, resulta tan escasa como cacareada).

En suma: esas mamás biempensantes y decentes que tanto se preocupan por ejercer el control castrador sobre sus niños impidiendo que descubran la belleza de la anatomía femenina y que los utilizan como excusa para que sus maridos tampoco estén expuestos a semejantes tentaciones, nos devuelven al paleolítico más arcaico y pueden ser catalogadas de monas no siempre bien depiladas y, con su dictadura moral y feminista, nos están arrastrando a todos a recaer en la condición de monos poco evolucionados. El puritanismo es regresivo; el libertinaje, una ventaja evolutiva. Del mismo modo, hay que decirlo, el feminismo y la monogamia atentan contra la evolución y supervivencia de la especie mientras que la poligamia y el predominio social del grupo de machos dominantes sobre el de hembras dominantes, conduce indefectiblemente a la evolución (si alguien tiene dudas sobre esta afirmación que lo diga, la demostraremos en otra entrada). Es así.

Yo, como soy indomable, civilizado y partidario de la supervivencia y evolución de la especie, seguiré sumido en el libertinaje y persiguiendo jovencitas hermosas y damas en plenitud y disfrutando con anatomías femeninas apetecibles lo más ligeras de ropa posible, sin control, sin riendas, sin exclusividad y sin límites…(al menos hasta que las hembras dominantes me castren de un modo u otro, que todo llegará).

Parafraseando a Don Giovanni ( y por consiguiente a Lorenzo Da Ponte): “Vivan le femmine, viva il buon vino! Sostegno e gloria d´umanitá”…. o, más castizamente:

UNA PREGUNTA INQUIETANTE (QUE NO PUEDO HACER EN VOZ ALTA)

Alejandro Magno, cuya gesta dio origen a la Gran Unificación que engendró la civilización.

Si destruyes los mitos y la historia de un pueblo, habrás destruido a ese pueblo. Si el pueblo (o concatenación de pueblos) a los que atacas son aquellos que a partir de la gran unificación que representó el Helenismo conformaron y expandieron la civilización (a la que solo se opusieron unos cuantos talibanes concretos que se sublevaron contra los Seléucidas, negándose siempre después a aceptarla) estás destruyendo esa civilización (la única) y abriendo paso para sustituirla por algo diferente, que jamás podrá ser considerado civilización.

Últimamente estamos asistiendo a como el cine de Hollywood y compañías muy concretas como Disney y Marvel se dedican a destruir los mitos más antiguos de aquellos pueblos que hicieron y expandieron la civilización (hay películas en las que estos ataques son más evidentes y ramplones que otras: Shrek, Thor…). Y vemos , además, como se dedican también a falsear la historia en aras de una supuesta “diversidad e integración” que, en realidad, aporta ideas erróneas sobre el pasado cimentando, en las mentes ignorantes, una imagen sesgada (e interesada, porque insiste en la destrucción y disolución del legado histórico, mitológico y civilizatorio de determinados pueblos puestos en la mira y su sustitución por otros, al menos, y de momento, en la pantalla) de lo que realmente sucedió y de quienes hicieron realmente la historia (sin olvidar en este rubro el interesado empecinamiento en la Leyenda Negra antiespañola).

Naturalmente, la censura existente me impide argumentar con más claridad y más profundidad.

Simplemente, porque no me atrevo a ir más allá incluso dentro de mi propio caletre, busco los rasgos comunes de individuos como el CEO de Disney (Bob Iger), el CEO de Marvel (Avi Arad), los productores de Shrek (Jeffrey Katzenberg, Steven Spielberg) o el director de Thor Love and Thunder (Taika Waititi) y en voz muy bajita me pregunto si algunos cabrones del pasado con los que no me identifico y a los que no añoro, no tendrían algo de razón…

No sé…yo volveré, como siempre, a Quevedo y leeré La Isla de los Monopantos, publicada en Zaragoza en 1650.

Y que nadie se equivoque: aunque no sienta ninguna simpatía por Filón, considero a Tiberio Julio Alejandro un hombre civilizado sin diferencia con ningún otro. Se trata solo de salvar la civilización, no de estigmatizar a estos o aquellos. Es la eterna lucha entre Ecúmene y barbarie. Ahora estamos asediados por los bárbaros, que dominan el mundo. Va siendo hora de pensar en restablecer el imperio, es decir: la Ecúmene.

Sol Invicto, dios ecuménico.

© Fernando Busto de la Vega.

NEOLENGUA Y TOTALITARISMO (HACIA LA DESTRUCCIÓN DE ESPAÑA)

Lo dijo Kissinger: “Una España fuerte, es peligrosa”. Y todo el futuro diseñado por los Estados Unidos para nuestro país estuvo dirigido desde el llamado Contubernio de Munich en 1962, a dinamitar España convirtiéndola en un estado fallido de obsolescencia programada.

Suena a conspiranoia barata, pero en 1951 la OTAN fundó el Comité Clandestino de Planificación que manejó secretamente los destinos de Europa, y, por consiguiente, de España, hasta acaso nuestros días. Nada se escapa a su diseño secreto y, desde luego, la consigna principal en lo que respecta a España es que jamás sea un país fuerte, por eso el régimen de 1978 se diseñó para autodestruirse y lleva camino de hacerlo.

Bien: en esa tarea las neolenguas que nos han ido introduciendo desde las instituciones y la prensa, imponiéndolas artificialmente sobre la sociedad, resultan uno de los instrumentos más efectivos y peligrosos para la conversión (ya próxima) de España en un estado fallido.

Para aquellos que no lo recuerden o jamás llegasen a aprenderlo, diré que el concepto de neolengua aparece en la novela 1984 que George Orwell publicó en 1949 como crítica de los regímenes totalitarios.

En esta novela la neolengua, implementada por el Ministerio de la Verdad, tenía como función dominar el pensamiento de los miembros del partido único y de la sociedad haciendo inviables otras formas de pensamiento y disidencia, que se consideraban crímenes.

En estos días, el régimen de 1978 que padecemos, nos ha impuesto dos neolenguas cuya función es precisamente esa: la de trazar la ortodoxia, dibujar una supuesta realidad en todo opuesta a la verdad, e impedir la disidencia, que se convierte, a través de los delitos llamados de odio (que penalizan la disidencia de pensamiento y obra) en delito y otorgan una supuesta superioridad moral y una legitimidad indiscutible al poder totalitario que nos conduce, paso a paso, a la condición de estado fallido.

La primera neolengua es de naturaleza geográfico-étnica y viene a poner en cuestión la realidad, unidad, viabilidad y legitimidad de España como nación, como pueblo único y como concepto, trabajando, por lo tanto, para su disgregación territorial seguramente acompañada de enfrentamientos civiles.

El modelo que impuso el régimen de 1978 tendía al federalismo de corte alemán por diversos motivos: porque venía a retomar una vieja (y peligrosa, en la guerra cantonal de 1873 los federalistas pretendieron convertir Cartagena en una estado de los Estados Unidos y solo la rápida conquista del cantón por las tropas unionistas logró impedirlo) corriente federalista del republicanismo y regionalista de la derecha católica (que se estructuró en la CEDA), porque para alejar a los catalanistas de la URRS (con la que ya se habían aliado desde los años veinte) y contentar a los vasquistas que trabajaban para la CIA desde los cuarenta los diseñadores estadounidenses les atrajeron con promesas de autonomía e independencia y porque la Fundación Friederich Ebert, gestionada por el SPD alemán y el sindicato IG-Metall, sostenía y dirigía al PSOE que, con el tiempo, además de regalarle SEAT a Volkswagen, hasta copiaría los uniformes de la policía alemana. Y, en conjunto, esta estructura federal, como ya había demostrado la historia de España, conducía tarde o temprano a la disgregación territorial.

Pues bien, con la excusa de ese modelo autonomista-regionalista-federalista que nunca acabó de definirse en ninguna de sus vertientes (lo que ya de por sí convierte al régimen de 1978 en un fracaso) vino a imponerse la neolengua geográfico-étnica.

Se decía que era para integrar las otras lenguas del Estado español y normalizarlas, pero en realidad se pretendía sembrar la división y debilitar los lazos de unión estimulando una neolengua que atentaba contra el legítimo y necesario monopolio del castellano como lengua vertebradora de la unión nacional y del pueblo. Fue así como las provincias, regiones y localidades pasaron a denominarse en jerigonzas territoriales proclamando que las distintas zonas eran realidades políticas y culturales diferentes, lo que conculcaba la noción de unidad. Luego, esa misma política se extendió a los nombres personales y a la educación hasta el punto de que hoy en día parece casi imposible que los alumnos españoles aprendan en español en muchas zonas de la nación y que los ciudadanos lleven a cabo sus gestiones públicas en la lengua nacional, el español, que es la única que vertebra y garantiza la unidad de España siendo todos los demás dialectos, aparte de inventados y artificiales, puramente disolventes y debilitadores del pueblo, la nación y el Estado que son únicos y deben seguir siéndolo.

Esa es la primera neolengua que el ilegítimo régimen de 1978 impuso en España.

La segunda, igualmente dañina y peligrosa, se está imponiendo en nuestros días. Es esa inmensa estupidez (salvo por sus mefistofélicos efectos disolventes) del lenguaje inclusivo.

En este caso la idea es hacer pasar por normales cosas que no lo son y forjar formas de pensar que proscriban el pensamiento crítico y la disidencia. Curiosamente, y es asunto notable y elocuente, todas las cosas que tratan de imponernos como “normales” y “buenas” tienen como función última atentar contra la viabilidad demográfica, y por lo tanto genética, del pueblo español y la sustitución de los españoles no nacidos por miembros de otras etnias que, en la práctica, lanzan al vertedero de la historia las cualidades y virtudes genéticas y culturales que hicieron de España una potencia civilizadora, llevándola a la aniquilación.

En este punto, además, incorporan otro concepto orwelliano: el facecrime, el “caracrimen”, es decir: un código de comportamiento físico determinado que contribuye a imponer el pensamiento viciado a través del comportamiento social. En la novela un ejemplo de facecrime era dejar asomar una expresión de escepticismo cuando el Partido hablaba de un triunfo o un logro. En nuestro contexto concreto el facecrime abarca desde lo que denominan micromachismos hasta el concepto de supuesto racismo institucional pasando por toda la panoplia de los llamados “delitos de odio” que solo son una forma de penalizar la disidencia e imposibilitar la reacción de la parte sana de la sociedad para evitar la conversión de España en estado fallido.

El totalitarismo nos subyuga a través de las neolenguas y de las leyes impuestas por un régimen ilegítimo y destinado a la autodestrucción…vuelvo aquí a recordar a Francisco de Vitoria.

© Fernando Busto de la Vega.

EL BIQUINI Y EL OMBLIGUISMO MODERNO

Sin duda dos de las características de la época que nos ha tocado vivir son la ignorancia y la arrogancia adanística de creerse el centro de la historia y el principio de todo. Podría disertar larga y sesudamente al respecto, pero, dadas las fechas, prefiero expresar la misma idea de modo ligero y mundano (y a ser posible, rodeándome de chicas guapas ligeras de ropa, que no está de moda y por eso mismo, además de tonificante, es subversivo: hay dictaduras que deben ser combatidas).

En fin: es inevitable que todos los años, llegado el verano, surjan como hongos en la prensa “seria” ilustrativos artículos sobre el origen de esta prenda. La mayoría, siguiendo los lugares comunes del corta y pega universal que se ha convertido en la forma de cultura y civilización que padecemos, aluden al invento del biquini por parte de no sé qué francés (ya sabemos que los franceses se creen el centro del mundo y de la Historia y consiguen que los anglosajones se lo crean, lo que delinea la verdad oficial predominante) allá por 1946 y muestran esta imagen como prueba histórica del primer bikini:

Pero bueno, para no alargarnos: el biquini lo habían inventado ya las romanas, como demuestra el mosaico del siglo IV encontrado en Villa de Cassale, Sicilia, y que nos muestra a varias jóvenes practicando deportes en una época en que el cristianismo ya presionaba contra la desnudez, especialmente femenina.

Como información adicional, diré que la prenda inferior, recibía en Roma el nombre de Subligar, la braca, origen de la palabra braga, era una prenda masculina que solo adoptaron las romanas en el norte y por cuestiones climatológicas. En cuanto a la prenda superior recibía el nombre de strophium o mamillare, si bien las niñas que entraban en la pubertad y empezaban a ver desarrollarse sus tetas (en español se dice tetas, eso de “pechos” es introducción clerical) usaban una versión más suave y menos ceñida que recibía el nombre de fascia.

En cuanto al tanga y el topless (¿me censurará WordPress si pongo una foto de una chica en tanga y en topless? estoy casi seguro de que sí, pero…)

Lo sé, he arriesgado poco.

Bueno: también lo inventaron los romanos.

Sabemos que las gladiadoras (las hubo) luchaban siempre con la parte superior del cuerpo desnuda, nada extraño, también lo hacían las mujeres duelistas del siglo XIX.

Por otra parte, y gracias a que llegó a emperatriz, conocemos bastantes detalles de la vida de Teodora, que, entre otras cosas, fue actriz y bailarina en Constantinopla.

Comenzó bailando desnuda a los nueve años en un coro que acompañaba a su hermana mayor, de doce, que era la estrella del espectáculo representando a Afrodita. A los quince, Teodora ejercía ya de vedette, cantando, bailando, representando números picantes de mimo y haciendo chistes mezclada entre el público. Para entonces vestía ya un tanga porque las diatribas de los cristianos contra el teatro comenzaban a tener consecuencias prácticas y se decretó que las mujeres no podían aparecer completamente desnudas en escena, de modo que empezaron a salir con los subligares más diminutos que podían conseguir. Esta introducción forzada por la Iglesia del tanga en escena ocurrió en torno al año 513.

Pues eso: que no todo se inventó en el siglo XX y mucho menos en el XXI.

Y vámonos ya a la playa (o a la terraza de turno).

© Fernando Busto de la Vega.