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BIDEN INSULTA A LA HISPANIDAD (Y NOSOTROS EN LA OTAN)

Primero fue la inmundicia de declarar el glorioso día de la Hispanidad, el 12 de octubre, fecha en la que comenzó la civilización del continente americano por parte de España, como día de los pueblos indígenas, lo que viene a exaltar, por ejemplo, los sacrificios humanos de aztecas o incas y a olvidar a pueblos como las tlaxcaltecas que se beneficiaron de la llegada de los españoles y sirvieron estrechamente a su lado, y a ningunear la inmensa obra civilizatoria de España en todo el mundo, también en América ( sin ir más lejos, fundamos la primera universidad de América en 1551) perpetuando la infame falsedad de la Leyenda Negra, inventada por protestantes y masones para justificar sus actos de piratería y de desconocimiento de la verdadera y legítima autoridad de Roma, encarnada, hasta nuestros días, en España.

Es, además, muestra de ingratitud puesto, que, sin la intervención de España, los Estados Unidos jamás hubieran podido independizarse de Inglaterra. Sin España, no habrían existido.

Después viene celebrar el Día de Colón y elogiar la inmigración italiana olvidando la enorme aportación de España (y de los hispanos, claro que estos siguen soportando que les apliquen el remoquete de latinos) en Estados Unidos.

Y nosotros seguimos en la OTAN, que no protege la integridad de nuestro territorio (no olvidemos Ceuta y Melilla y las demás plazas y peñones de soberanía en África) ni nos permite el mando sobre el estrecho y las Canarias que legítimamente nos corresponde.

Pretenden ahora, en esa tesitura, conducirnos a la guerra para mantener el imperialismo yanqui en el mundo. Yo no soy fan de Putin, pero me niego en redondo a desperdiciar sangre y recursos españoles a las órdenes de los Estados Unidos que desde hace más de un siglo han demostrado su ingratitud y su enemistad a España.

NEUTRALIDAD, YA. ABANDONEMOS LA OTAN, HOY.

En cuanto a vosotros, peleles latinos que compráis el discurso del indigenismo y del odio a España que perpetúa vuestra condición de ciudadanos de segunda en los Estados Unidos y justifica vuestra marginación ¿cuándo entraréis en razón? ¿Cuándo comprenderéis que la herencia hispana os ennoblece y os convierte en un pueblo superior al margen de vuestra realidad genética? La Hispanidad, que se celebra hoy, el 12 de octubre, con su epicentro en Zaragoza, España, os hace grandes y libres, el indigenismo y el odio a España, ciudadanos de segunda. ¡Despertad de una vez!

Banderas hispano-americanas en una de las columnas de la Basílica del Pilar en Zaragoza (España), centro de la Hispanidad. Todas las banderas de los países hispano-americanos se muestran en diversas columnas como símbolo de unidad y grandeza.

© Fernando Busto de la Vega

NEGROS ESCLAVISTAS

La Historia es una ciencia para unos pocos, muy pocos. Para la gran mayoría es simple ideología y la propaganda derivada de la misma.

En estos tiempos, y merced en gran medida al maoísmo imperante durante los años sesenta, setenta y ochenta del siglo XX, y que sigue activo en nuestros días, en muchos movimientos presuntamente “izquierdistas” y “progresistas” como el universo woke, el bolivarianismo o esa aberración moral y civilizatoria que es el indigenismo, las mentiras tienden a socavar la labor de Europa, y muy especialmente de España, en la creación y difusión de la civilización. La única finalidad de estas tendencias es abrir hueco al imperialismo chino en primer lugar y ruso a continuación del mismo modo que la Leyenda Negra, que estos nuevos imperialismos siguen usando, sirvió para abrir camino al imperialismo anglosajón.

En ese sentido, una de las mentiras históricas más insistentes es la presentación de la esclavitud como un marco económico de dominación de la población europea sobre la africana o la indígena americana y, para ello, se propone al espectador ignorante la retórica de los negros estadounidenses y los mitos elaborados por ellos con respecto a la esclavitud en los países anglosajones sin tener en cuenta la diferencia elemental entre lo que sucedía en la anglosfera y la ética superior de la Hispanidad.

En ese marco mendaz se pasa por alto un hecho fundamental: eran los propios cabecillas africanos los que fomentaban la esclavitud y la practicaban para enriquecerse a costa de sus enemigos y de sus propios súbditos disconformes (en ese sentido no deja de ser interesante el hecho de que los dioses que sustentan las religiones africanas del Caribe y Brasil no son adorados en África Occidental, la razón: los esclavos eran los perdedores de las guerras de religión dentro de los reinos y tribus africanos. Quienes les vendían a los blancos estaban eliminando a la oposición).

Otra realidad que se oculta es que la esclavitud en el mundo hispánico tenía más que ver con la heredada del mundo islámico que con el esclavismo de escala capitalista practicado por los anglosajones. Así las cosas, el rescate siempre era posible. Por ejemplo, quiero citar a Juan Valiente, senegalés capturado como esclavo por los portugueses que llegó a ser propiedad de Alonso Valiente en Nueva España hacia 1530. En 1533 Juan y Alonso, esclavo y amo, llegaron al acuerdo de que el primero marcharía con Pizarro a la conquista del Perú para poder reunir una suma que le permitiera comprar su propia libertad. No fue el único, cientos de esclavos y negros libres, así como soldados aliados tlaxcaltecas, marcharon a Perú para participar junto con el españoles en su conquista. Juan Valiente, en concreto, logró alcanzar el importante rango de capitán y obtener una encomienda de indios que legó a su hijo.

Otros ejemplos interesantes son Juan García, negro natural de Trujillo, en Extremadura, que también acompañó a Pizarro, participó en la fundación de la ciudad española de Cuzco y adquirió tierras y esclavos. Sí: los negros libres y de alto estatus social y económico, también adquirían esclavos. Como hizo otro africano, llevado a Lisboa como esclavo, donde se cristianizó alcanzando la libertad para trasladarse a continuación a Sevilla, de allí a Cuba y de Cuba a la conquista de Nueva España, me refiero a Juan Garrido, que también alcanzó el rango de capitán, la condición de terrateniente y la de dueño de esclavos.

Africanos del siglo XVI españolizados en América, libres, respetados y dueños de esclavos.

De modo que conviene ir dejando de lado el interesado victimismo de los negros estadounidenses y la mentiras históricas impulsadas por el imperialismo maoísta e ir conociendo y aceptando la verdad histórica, la grandeza moral, cultural y políticamente indiscutible y no superada de la Hispanidad y de aceptarla como guía política y cultural común del siglo XXI. Juntos fuimos la máxima potencia mundial, si nos unimos podemos volver a serlo.

© Fernando Busto de la Vega.

TENIENTE CORONEL INCA YUPANQUI, DIPUTADO EN CÁDIZ

TENIENTE CORONEL DIONISIO INCA YUPANQUI, DIPUTADO EN LAS CORTES DE CÁDIZ POR EL VIRREINATO DEL PERÚ.

Resulta obvio que ni españoles ni americanos conocen la verdadera historia de su país, lo que conduce a ridículas carnavaladas como la reciente de pasear en triunfo la espada de un traidor despreciable como Bolívar y de creerse la propaganda independentista de los masones a sueldo de Inglaterra.

Es preciso recordar que en 1810 se abrieron en Cádiz unas cortes generales de TODA LA NACIÓN ESPAÑOLA CON REPRESENTACIÖN DE TODOS LOS VIRREINATOS Y PROVINCIAS AMERICANAS, RAZÓN POR LA CUAL LA SOBERANÍA LEGÍTIMA TANTO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA COMO DE TODA LA AMÉRICA HISPANA, SE ENCONTRABA EN CÁDIZ. CUALQUIER MOVIMIENTO SUBLEVATORIO CONTRA LAS CORTES DE CÁDIZ, LAS CORTES QUE REPRESENTABAN A LA PENÍNSULA Y LA AMÉRICA HISPANA, ERA ILEGÍTIMA Y SOLO PODÍA CONSIDERARSE TRAICIÓN.

Pues bien. Bolívar, San Martín y el resto de “libertadores” mercenarios a sueldo de Inglaterra y manipulados a través de las logias masónicas no se sublevaron contra la opresión de España ni contra una potencia imperialista, sino contra la sede legítima de la soberanía nacional de ambos hemisferios compuesta por diputados que representaban a toda América desde California y Texas hasta la Patagonia (y por cierto, ninguno de los cuales pidió la independencia de América). No pueden ser si no conceptuados como traidores a España, pero también a América.

¿Cuál fue su legado? A la vista está: dividir una enorme nación rica y poderosa en pequeñas repúblicas bananeras sometidas a los intereses ingleses, yanquis y últimamente chinos, empobrecer al pueblo, confinar a América en el tercer mundo, hacerle perder su esencia y quebrar una potencia que beneficiaba por igual a los habitantes de ambos lados del Atlántico. Quiero recordar aquí un pequeño artículo anterior sobre México.

Y que nadie se llame a engaño ni pretenda insistir en la habitual demagogia bolivariana, indigenista o nacionalista que son las habituales excusas de las oligarquías americanas para seguir manteniendo a sus pueblos sometidos, empobrecidos y en la ignorancia. Las cortes de Cádiz no fueron un coto de blancos europeos decidiendo sobre América, hubo representantes de todo tipo como el que da título a este artículo: el teniente coronel de Dragones don Domingo Inca Yupanqui, indígena, perteneciente a la familia imperial inca, integrado (como los descendientes de Moctezuma y de los Abencerrajes) en la nobleza española, que siempre fue inclusiva e integradora, miembro destacado de los Reales Ejércitos (del ejército español, como tantos otros miembros de las noblezas no peninsulares, por ejemplo: el rey guineano Bonkoro III, oficial de la Armada Española) y que, en sus intervenciones en las cortes de Cádiz, defendió a ultranza los derechos de los indígenas americanos vertiendo feroces críticas contra algunas leyes españolas injustas que se derogaron con la Constitución de 1812, pero que siempre fue partidario de la unidad de la totalidad de España en ambos hemisferios.

La legitimidad y la verdad están en las cortes de Cádiz y no en los libertadores a sueldo de Inglaterra, va siendo hora de reconocerlo, de acabar en América con el indigenismo, el bolivarianismo y el absurdo nacionalismo republicano y empezar a repensar el camino de vuelta hacia la unidad y la grandeza de España. El camino es la Hispanidad y la civilización que encarna y representa.

© Fernando Busto de la Vega.